El PAN llega este domingo a las elecciones intermedias con el reto de mantener el actual número de diputados federales e incrementar la cantidad de estados y delegaciones que gobierna, mientras el desafío para el PRI es lograr mayoría en San Lázaro, retener las gubernaturas que tiene y al menos ganar una más.

Para el PRD la apuesta tampoco es menor, pues tendrá que luchar para evitar una mayor caída en las preferencias electorales y mantener su votación histórica, ubicada en 18 por ciento en promedio.

En el caso del movimiento que encabeza Andrés Manuel López Obrador, el desafío es lograr un grupo fuerte en San Lázaro con diputados de PRD, PT y Convergencia, y arrebatar a la corriente de los chuchos la delegación Iztapalapa.

En 2006 el PAN se convirtió en primera fuerza política en San Lázaro con 206 diputados, 136 de mayoría relativa y 70 plurinominales. De los estados donde habrá elecciones concurrentes, gobierna San Luis Potosí y Querétaro, de manera que su apuesta desde el inicio de la campaña fue mantener esos números y obtener al menos otra gubernatura, pese a los pronósticos en contrario.

El PRD se ubicó hace tres años como segunda fuerza en la Cámara de Diputados, al obtener 126 curules, de las cuales 90 corresponden a distritos de mayoría y 36 a plurinominales. Sin embargo, los conflictos internos han mermado las preferencias electorales a su favor, razón por la cual en meses recientes ha buscado detener su caída.

El PRI se convirtió en 2006 en el tercer grupo parlamentario al lograr 106 diputaciones; 65 de mayoría y 41 de representación proporcional y ahora lucha por ser la primera fuerza política, como lo fue durante más de 70 años.