Venció en Wimbledon al estadunidense Roddick y se ubicó otra vez como número uno
Lo posee todo y tiene fe, expresó Sampras, con quien el suizo estaba empatado en 14 cetros
Lunes 6 de julio de 2009, p. 6
Londres, 5 de julio. El suizo Roger Federer es desde hoy leyenda del tenis, al convertirse en el único jugador con 15 títulos de Grand Slam.
Federer necesitó 4:18 horas y una cifra récord de 77 juegos, la más alta en la final de un grande
, para cruzar el umbral de la gloria y rescribir la historia con las leyendas vivas del deporte blanco como testigos en Wimbledon: Pete Sampras, Rod Laver y Bjorn Borg.
El suizo derrotó al estadunidense Andy Roddick por 5-7, 7-6 (8-6), 7-6 (7-5), 3-6 y 16-14, en una dramática final en el césped del mítico torneo.
Rompió así el empate de 14 coronas que mantenía con el estadunidense Sampras, heptacampeón en la hierba de Londres y presente hoy.
A las 18:27 horas, Federer, de 27 años, se convirtió en el tenista más exitoso en los cuatro grandes, al ganar su sexto Wimbledon. Además, recuperó el número uno del ranking mundial sucediendo al español Rafael Nadal, campeón el año pasado, pero que por estar lesionado no pudo defender el título.
Me sorprende el jugador que he llegado a ser. Es surrealista pensar en llegar tan lejos, es increíble estar aquí hoy
, dijo Federer, vistiendo su chaqueta con el número 15 bordado.
Es asombroso que haya jugado tan bien tantos años sin lesiones, estoy feliz por lo que estoy haciendo. Es de locos haber sido capaz de ganar tanto en tan corto periodo
, agregó.
Juega sin esfuerzo, tan fácilmente. Tiene un gran servicio, la derecha, el revés, es un gran atleta, se mueve bien. Lo posee todo y tiene la fe. Es una leyenda
, fue el juicio de Sampras, de 38 años.
Superó marca personal de 50 aces
Roddick le exigió al máximo a Federer durante las 4:18 horas que pasarán a la historia del tenis. Tuve que hacer mi mejor juego
, admitió el suizo, quien superó una marca personal de 50 aces.
Sirvió genial
, expresó cabizbajo el estadunidense, quien afirmó haber perdido con el mejor tenista de la historia.
Roddick no fue un mero invitado a la cita con la historia de Federer. Con 70 por ciento de primeros servicios, su saque fue una tortura para el suizo durante más de cuatro horas.
Con 5-5 en el primer set, Federer dispuso de los primeros puntos de quiebre, hasta cuatro, todos salvados por Roddick con ayuda de servicios a 220 kilómetros por hora.
El estadunidense sobrevivió con su saque y con 6-5 aprovechó su oportunidad de quiebre para llevarse la manga. La fiesta de Federer estaba amenazada.
En el palco real, Sampras, con síntomas visibles de jet-lag por su viaje desde Los Ángeles, se preguntaba quizá: ¿para qué hice tantas horas de vuelo?
A su lado estaban el español Manolo Santana, el mítico australiano Rod Laver –ganador dos veces del Grand Slam– y el sueco Bjorn Borg.
Cuarenta Grand Slams juntos en una fila. La historia viva del tenis no se quería perder un acontecimiento que, de momento, no era tal.
Roddick, inabordable en el saque, llevó la segunda manga, tensa, equilibrada hasta el tie-break. Con 6-2 y cuatro puntos de quiebre tuvo a Federer caído, entre las cuerdas, sangrando, pero con una mala volea alta de revés desperdició el último set point y Federer se levantó para ganarlo. Fue clave
, reconoció el suizo.
En cinco minutos había pasado de estar al borde del precipicio a respirar, a estar vivo. Por eso lo festejó con un grito de ánimo, un come on!
(¡vamos!) mirando a su mujer, embarazada, sufriente, atenuado por la ovación de las 15 mil personas de la central que querían sin disimulo el triunfo de Federer para poder decir: Yo estuve allí, el 5 de julio de 2009
.
El tercer set transcurrió de la misma forma: una sucesión de juegos hasta el tie-break decisivo. Federer, el rey del desempate, lo volvió a ganar.
El suizo estaba a un set de la gloria, pero el renovado Roddick no estaba dispuesto a ponerse a aplaudir y quebró a su rival para ponerse 3-1 arriba en el cuarto. La final no iba a ser quizá tan dramática como la de Nadal y Federer hace un año, pero iba a estar cerca.
Ni el viento ni el sol querían perderse el momento: el triunfo del suizo o el gran golpe de Roddick, quien también podía pasar a la historia si conquistaba así su segundo grande
.
Con un saque ganador y el puño en alto, Roddick, de 26 años y sexto jugador mundial, llevó la final al quinto set.
Allí ya no iba a haber tie-break. Federer había sido incapaz de quebrar el saque de Roddick en todo el partido. Debería hacerlo al menos una vez si quería ganar su título número 15.
El partido era ya una disimulada guerra de nervios entre ambos, firmes con el saque.
Con 8-8 Federer cedió dos puntos de quiebre. Se asomó a la cornisa, pero el estadunidense no lo empujó. El actor Russell Crowe y el director de cine Woody Allen, presentes en la catedral
del tenis, hacía tiempo que no veían tanto suspenso.
Los aces mantuvieron al suizo en el partido y con 15-14 llegó su oportunidad de quiebre, de partido, de título, de ganar el número 15. Un error no forzado de Roddick le dio la gloria a Federer.