Después de la debacle electoral del Partido de la Revolución Democrática (PRD), su presidente nacional, Jesús Ortega Martínez, encabezó ayer varias reuniones con mandatarios estatales y otros líderes perredistas con el propósito de reorientar el destino de ese instituto político, refrendando su negativa de abandonar el cargo.

Tras un encuentro con Marcelo Ebrard, en la oficina alterna del jefe de Gobierno del Distrito Federal, Ortega resaltó en entrevista: “Lo peor que se puede hacer es agarrar un hacha de leñador… Nunca me he planteado la renuncia. He escuchado algunas opiniones en ese sentido, que desde luego no comparto. Me parece que es tomar el hacha del leñador, no hacer política”.

Confirmó la información publicada por este diario acerca de que se celebrará una reunión este fin de semana –tentativamente el sábado, en Morelia, Michoacán, por ajustes de agendas– con la participación de ex presidentes del PRD, incluidos Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador –cuya invitación se entregó anoche a su secretaria particular en la sede del gobierno legítimo–, gobernadores, coordinadores parlamentarios y otros dirigentes, con la finalidad de encontrar las mejores salidas y respuestas a esta situación.

Ebrard puntualizó que las reuniones entre gobernadores no son para constituir un frente. “La función de nosotros es garantizar que haya una visión por encima de las corrientes, más allá de los intereses inmediatos de cada quien. Eso es lo que tenemos que defender… No nos corresponde conducir, sólo opinar”, indicó.

Confirmó que además de la reunión que sostuvo la noche del martes con los mandatarios de Zacatecas, Amalia García, y de Michoacán, Leonel Godoy, en la Casa de Gobierno, en Morelia, habrá encuentros con otros gobernadores perredistas. Nos vamos a reunir con el de Baja California Sur (Narciso Agúndez) y el de Guerrero (Zeferino Torreblanca), cuando él pueda.

Reorganización y perspectivas

Trascendió que en la reunión del martes los perredistas acordaron lanzar hoy una propuesta a las dirigencias en los estados y a la nacional para reorganizar el PRD y darle mejor perspectiva en futuras elecciones estatales, locales y la federal de 2012.

Además, se habló de reactivar la base social y la relación con grupos que, siendo afines al PRD, se alejaron del partido; impulsar un acuerdo para la coordinación de la Cámara de Diputados, con base en el principio de que designa el grupo que ganó más posiciones, así como establecer que la relación con el gobierno federal, tanto del Comité Ejecutivo Nacional como del Legislativo, se dé en una sola dirección.

El perredismo michoacano está en favor de volver a lo único que, desde su perspectiva, dio brújula y dirección al PRD: el cardenismo, según los dirigentes Fabiola Alanís, el diputado Antonio Soto y el senador Silvano Aureoles.

En tanto, el coordinador de los senadores perredistas, Carlos Navarrete, hizo un llamado a Ebrard, López Obrador, dirigencia nacional, gobernadores y todas las corrientes perredistas a serenarse y realizar un análisis autocrítico sobre el rumbo de la izquierda.

No es hora de ajustes de cuentas ni de recurrir a un degüelle general, porque entonces PRI y PAN tendrán el camino libre para pelear solos en 2012, sostuvo ante las críticas formuladas la víspera contra Jesús Ortega por los malos resultados en los comicios. Sobran quienes nos ofrecen cuchillos afilados para destrozarnos, destacó.

Nadie ganó, todos perdimos: perdió el PRD, que apenas obtuvo 12 por ciento; también López Obrador, que apenas alcanzó el 6 con los otros partidos (PT y Convergencia), y perdió también Ebrard, quien obtuvo sólo 29 por ciento de los votos de los ciudadanos del Distrito Federal.

Anoche, tras la reunión con Ebrard, Navarrete, Guadalupe Acosta Naranjo, Graco Ramírez y Héctor Bautista estuvieron con Jesús Ortega, y luego éstos se dirigieron a un encuentro con integrantes de otras corrientes, presumiblemente Movimiento por la Democracia, Cívicos y Redyr, de Antonio Rueda.

Este jueves, Ortega se reunirá en la ciudad de México con el gobernador de Baja California Sur, Narciso Agúndez, y probablemente con el de Guerrero, Zeferino Torreblanca. Postergó un encuentro programado con presidentes estatales y delegados electorales para analizar lo ocurrido en la elección del 5 de julio.

Acerca de esas reuniones, Ortega explicó: de lo que se trata es de tejer fino, de buscar diálogo, de llegar a acuerdos (con diversos actores) en lugar de que cada quien agarre un hacha de leñador para ir a tumbar árboles. Esa no es la solución.

Esfuerzo para cohesionar

Al preguntarle si mantenía la decisión de aplicar el resolutivo del Consejo Nacional del 14 de agosto de 2008, de que están fuera del PRD quienes apoyaron a otros partidos o proyectos políticos en las elecciones, respondió: No hemos tratado el tema de alguien en particular, ni tampoco estoy tratando el de López Obrador. Se los digo con sinceridad, no ha estado ni en el centro ni paralelamente en las pláticas.

Refirió que muchos compañeros piensan que hay diferencias fuertes con el ex candidato presidencial que podrían conducirnos a un divorcio pactado, pero creo que debemos hacer un esfuerzo para cohesionar al partido ante una circunstancia radicalmente nueva que se nos presentó después de las elecciones, y esa hay que enfrentarla con visiones nuevas de cohesión y unidad.

Ortega insistió en defender su permanencia como presidente del PRD. Hasta sonreía cuando se le preguntó al respecto, incluyendo que en el Consejo Nacional previsto para julio o agosto alguien lo planteara. Yo no soy de los que creen que hay temas indiscutibles, y creo que el consejo está en la mejor disposición de discutir todos los asuntos. Trato de colaborar para que lo que se discuta en el partido sea constructivo ante una realidad del país que hay que entender.

Previamente, los diputados Antonio Ortega, Alfonso Suárez del Real y Camerino Márquez coincidieron al señalar que la responsabilidad de la derrota electoral del PRD corresponde a todos los órdenes de dirigencia, por lo cual es necesario evitar hablar de expulsiones o renuncias.

Por otra parte, los dirigentes de la Unión Nacional de Trabajadores, Francisco Hernández Juárez y Agustín Rodríguez, que contendieron por una diputación federal –el último perdió– se pronunciaron por la refundación del sol azteca.