Quebec, 10 de julio. El Circo del Sol regresa a su escenario original: la calle. Desde el pasado junio y hasta finales de verano, la compañía presenta Los caminos invisibles, los caminos de tribus de la niebla, del fuego y de la arena, debajo de uno de los puentes en desnivel de Quebec.

Se trata de un viaje hacia la intimidad de aquellos personajes urbanos de la marginalidad, aquellos a los que regularmente no volteamos a ver, comenta el director artístico de esta puesta, Jacques Marcotte.

De miércoles a domingo por la noche, los arcos del puente se convierten en la entrada a una catedral surreal, en la que las tribus de esos tres caminos se mezclan, señala Marcotte.

Setenta y cinco artistas en 70 minutos crean un ritual rico en sonido, imaginación y movimiento.

“Se hace en este lugar (debajo de un puente) porque es donde la gente marginada vive y convive regularmente –y no sólo en esta ciudad–; donde están los llamados capa negra, los homeless, los drogadictos, los que no tienen casa. Es la parte oscura de cualquier ciudad. Elegimos este sitio porque es ideal para la narración de la vida de esas personas, que muchas veces mueren ahí.”

–¿Qué diferencia encuentra en un show hecho en la calle y uno de escenario?

–Es un acto especial que hace Cirque du Soleil. Es una división especial de la compañía; se reclutaron artistas de Quebec, porque queríamos regresar al origen, a trabajar en la calle. Se planeó para cinco años. La historia fue creciendo y creciendo.

Escenario ideal

Continúa el creador: “La historia se basa principalmente en esa gente, excluida, marginada, a la que no queremos ver de cerca. Decidimos hacerlo afuera, porque era ideal para narrar su forma de vida. No podía ser en teatro.

Se realiza en tres narraciones en las cuales el público interactúa. Es un grito contra la exclusión de esas personas. Un llamado a que el amor es posible, a que la gente deje de creerse diferente a ellos, aunque con algo divertido. Es una celebración.

Seis mil personas han disfrutado este espectáculo, que se realiza en la ciudad donde nació esta compañía. Además, es verano y la gente suele salir.

Ante la pregunta de si puestas como esta cumplen con una labor social, responde: Quizá en tres años te pueda decir cuál es la esencia de este montaje, pero por ahora es un descubrimiento; cada noche, la reacción de la gente genera un sentimiento novedoso. El circo nació en la calle y, como dije, es muy bueno regresar al origen.

Abunda: Este bebé tiene nueva marca y es muy económico (producirlo); hay mucha gente trabajando. La respuesta a si funciona o no, a si cumplimos con la misión social, se sabrá en tres años.

Desde sus inicios, con 20 acróbatas, el Circo del Sol se ha convertido en la compañía quebequense que da empleo a más de 4 mil personas, incluyendo a mil performers de diversas disciplinas, en más de 40 países en los que presenta sus espectáculos. Más de 90 millones de personas han presenciado los shows de esta troupe, cuya misión, aseguran, es invocar a la imaginación, a los sentidos y a las emociones del público.