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Soldados catearon la casa de Emilio Gutiérrez Soto en 2008

Periodista mexicano solicita asilo en EU por acoso militar

Notas sobre arbitrariedad del Ejército, detonantes de la intimidación

 
Periódico La Jornada
Sábado 11 de julio de 2009, p. 5

Algunos mexicanos intentan escapar de las amenazas de narcotraficantes, pero otros, incluyendo periodistas, buscan refugiarse en Estados Unidos al ser perseguidos por militares tras atreverse a reportar sus abusos durante la lucha antinarcóticos, reporta la revista Mother Jones.

Durante tres años, Emilio ha temido ser asesinado por el Ejército Mexicano, escribe Charles Bowden, y por ello dejó de escribir sobre ellos. Cometió un error: el 28 de enero de 2005 informó cómo seis soldados llegaron a un hotel para migrantes, La Estrella, en Palomas, Chihuahua, robaron comida, joyería y dinero de los clientes, y Emilio reportó el incidente en una de tres notas que redactó sobre actos parecidos para el periódico El Diario de Ciudad Juárez. Fue así como destruyó su vida, escribe Bowden.

En su extenso artículo basado en lo que le cuenta Emilio Gutiérrez Soto, quien hoy solicita asilo en Estados Unidos, Bowden describe la odisea del periodista, pero también tiene el objetivo de pintar un panorama de la vida en México en tiempos de la guerra contra los cárteles de la droga.

El artículo casi sólo se basa en las experiencias del sujeto y del propio autor; no tiene la intención de ser un reportaje que incluya diversas opiniones, ni busca entrevistas con voceros militares ni otras autoridades mexicanas.

Según Bowden, las tres notas pequeñas redactadas por Gutiérrez Soto fueron lo único que detonó una serie de eventos que llevaron a que el reportero tuviera que huir del país junto con su hijo.

Citatorio con un coronel

Pocos días después de publicada la nota sobre lo sucedido en Palomas, Gutiérrez Soto fue llamado por un coronel, quien le ordenó reportarse al hotel Miami, en el centro de Ascensión, pueblo en el cual es corresponsal. Ahí, según narra, el general Alfonso García Vega lo acusa, de manera intimidante, de fabricar información que sólo desprestigia a los militares, y le ordena dejar de escribir este tipo de notas. El periodista se disculpa, preocupado por sí mismo y su hijo de 11 años, quien lo espera afuera. Lo dejan ir, pero le advierten que estará bajo vigilancia.

Sin embargo, en un intento de protegerse, decide escribir una nota sobre este encuentro en tercera persona y presenta una queja ante el Ministerio Público y la Comisión Nacional de Derechos Humanos. Nada pasa y mientras tanto evita reportar explícitamente sobre las operativos militares.

El 5 de mayo de 2008 es despertado en su casa cuando 50 soldados la catean, diciendo que buscan drogas y armas, y le advierten que se porte bien. Pero nota que lo vigilan y una amiga le dice que lo van a matar; entonces decide escapar con su hijo. Huye hacia la frontera, seguro de que si regresa será asesinado por los militares. Al llegar, los trabajadores de la aduana de Estados Unidos le hacen la pregunta rutinaria de qué traen desde México, y responde: traemos temor.

Pide asilo. En lugar de ello, él y su hijo son detenidos y separados. El padre no sabrá de su vástago durante un mes mientras ambos permanecen encarcelados. El hijo sale primero y siete meses después, en enero de este año, el periodista. Por ahora se encuentra esperando el largo proceso del asilo político. Mientras tanto, está formando una nueva organización, junto con otros, que se llama Periodistas Mexicanos en el Exilio o Pemmex.

Ahora, su abogado, el mexicano-estadunidense Carlos Spector, también ha recibido amenazas por su relación con Gutiérrez Soto.

El artículo fue publicado en la edición de julio/agosto de la revista Mother Jones y se puede leer en: www.motherjones.com/politics/2009/07/we-bring-fear.