Bruselas, 8 de agosto. Paisajes exuberantes, animales salvajes y exóticos, culturas ancestrales... Bélgica redescubre este verano en la muestra Art Nocturne, en la localidad balnearia de Knocke, a orillas del mar del Norte, paisajes y rostros de la que fue una de sus colonias más emblemáticas en África: el Congo belga.

La muestra, que se inaugura hoy, pretende que los belgas vuelvan a interesarse por esa etapa de su historia, no tan lejana, y sobre todo que las nuevas generaciones no olviden que Bélgica, como otros países europeos, tuvo un importante pasado colonial, asegura el curador de la exposición, el flamenco Gil Tuteleers.

A diferencia de una muestra más clásica, en esta se pueden adquirir las piezas que se exhiben.

Art Nocturne es la versión más comercial de la noche abierta de los museos (estatales) que también se celebra en Bélgica este verano, y que comienza en el museo de Bellas Artes de Amberes.

Administrado por el reino de Bélgica entre 1908 y 1960, cuando se independizó como República Democrática del Congo, el país aún evoca recuerdos, algunos no tan positivos, entre los belgas.

Establecido el 15 de noviembre de 1908 tras fuertes presiones internacionales provocadas por el duro régimen del monarca Leopoldo II, el Congo belga existió como colonia del país europeo hasta 1961.

Reflejo de ese pasado son precisamente las piezas que se exhiben en Art Nocture, como un óleo en el que se aprecia a varias mujeres esperando para bailar una danza ritual africana, de Aurel de Loof, realizado en 1955.