Domingo 9 de agosto de 2009, p. a16
A la escritora croata Dubravka Ugresic le provoca alergia hablar de su identidad, le da comezón. Y no por vergüenza, al contrario, lo asume con la cara en alto, lo presume. ¿Por qué hablar de la identidad de una persona y no mejor de la integridad?, se pregunta. Las identidades son sustituibles como los pasaportes. Las integridades no... integridad pueden tener las personas sin identidad, como yo por ejemplo
.
Y es que Ugresic, nacida en Zagreb en 1949, ha tenido pasaporte yugoslavo, croata, y ahora cruza fronteras con uno holandés. Padeció en su país el comunismo y ahora, en el resto del mundo, sufre las vicisitudes del sistema capitalista. No suficiente con ello, su residencia ha oscilado entre Nueva York y Amsterdam, y piensa ahora mudarse a Estocolmo. Su identidad, por tanto, no es algo determinado, no así su amplio criterio y visión del mundo.
No hay nadie en casa es una colección de textos donde plasma esa visión desarraigada de la realidad, cuyas ideas han traspasado el muro de los prejuicios étnicos, nacionalistas, ideológicos, lingüísticos, geográficos y culturales.
Su condición permanente de exiliada, inmigrante, siempre extranjera, le ha permitido moverse a través de las fronteras sin un equipaje mental
pesado, sino con uno más bien abierto y receptivo.
En los textos reunidos en No hay nadie en casa, Ugresic ha transgredido también la identidad de los géneros literarios. Sus escritos son inclasificables: no son relatos, crónicas ni ensayos. Son más bien estampas, postales, conversaciones con habitantes de todas las ciudades, discusiones irónicas e irreverentes con las ideas y prejuicios que hoy mueven el mundo.
Título: No hay nadie en casa
Autor: Dubravka Ugresic
Traducción: Luisa Fernanda Garrido Ramos y Tihomir Pistelek
Editorial: Anagrama
Número de páginas: 363
Precio de lista: 565 pesos