Alrededor de 80 por ciento de las enfermedades tienen como base el estrés oxidativo; es decir, la pérdida de capacidad del organismo para defenderse de los daños celulares que con el tiempo causan problemas funcionales, ante lo cual la ozonoterapia se ha planteado desde hace medio siglo como la alternativa para mantener la salud y, más recientemente, para prevenir padecimientos.

La técnica clínica, que se ha desarrollado ampliamente en el mundo, ha comprobado su eficacia en evitar las complicaciones en personas con diabetes e hipertensión arterial, así como mejorar la calidad de vida de pacientes con cáncer, entre otros.

Ahora, con el apoyo de un mecanismo de diagnóstico que mide el nivel de estrés oxidativo presente en los individuos, también es posible determinar si existe deterioro celular en personas aparentemente sanas y si hay riesgo de que en el futuro presenten algún mal, como artritis, aneurismas y tumores malignos, afirmó Frank Hernández Rosales, jefe del departamento de biomedicina del Centro de Investigaciones del Ozono de Cuba.

En entrevista, comentó que sólo se requiere tomar una muestra de sangre para que mediante un programa computacional se imite el mecanismo funcional de la red neuronal del cerebro. El sistema mide ocho biomarcadores, la mitad antioxidantes y el resto proxidantes.

Esos resultados se introducen en el software otra vez para obtener cuatro nuevos indicadores, que dan un reporte detallado sobre el estado del sistema de defensas, la actividad oxidativa a que están sometidas las células, principalmente lípidos y proteínas, y el grado de estrés oxidativo, el cual consta de cinco niveles, del cero (sin problemas) al cuatro (perjuicio muy severo del organismo).

Hernández Rosales destacó la importancia de contar con esa medición integral, que permite al médico prescribir el tratamiento de ozonoterapia con dosis específicas para cada individuo.

Hasta hace poco, incluso en Cuba, la ozonoterapia se aplicaba en dosis estándar, de acuerdo con la enfermedad y la condición física y nutricional de la persona, lo que no estaba mal, pero la tendencia de la medicina moderna es hacia la individualización de los tratamientos, indicó.

Mediante ese sistema de diagnóstico integral, que sólo está disponible en Cuba, Chile y México, las personas aparentemente sanas tienen la oportunidad de anticiparse a las enfermedades, añadió.

Ahora no le duele nada, pero si en el examen resulta que existe estrés oxidativo, en niveles de uno o dos, es necesario ir a buscar el padecimiento, expuso.

Mencionó que el análisis también da cuenta de si el daño celular es en lípidos o proteínas, lo que contribuye para guiar al médico en el diagnóstico de padecimientos en ciernes, pues las enfermedades no surgen de un día para otro.

Una vez que se ha obtenido el diagnóstico, el siguiente paso es la aplicación de la ozonoterapia.

Dentro del organismo, en dosis terapéuticas administradas por especialistas, el ozono reacciona con un grupo de biomoléculas, principalmente lípidos y proteínas, para formar metabolitos (moléculas de bajo peso).

El ozono desaparece, y todos los días los metabolitos se encargan de dar estímulo terapéutico al organismo, lo que permite reponerse de la enfermedad en cuestión. Se trata, explicó el investigador, de que la célula recupere lo que ha perdido. Se puede aplicar, por ejemplo, a personas hipertensas para evitarles las complicaciones vasculares que pueden conducir a infartos al miocardio o cerebrales.

La ozonoterapia no cura la hipertensión arterial, por lo que el paciente debe seguir tomando sus medicinas, puntualizó Hernández.

La Clínica de Ozonoterapia y el Laboratorio de Estrés Oxidativo México-Cuba se localizan en Río Mixcoac número 36, despacho 1102, colonia Del Valle, casi esquina con Insurgentes Sur. Teléfonos 5682 9100 y 5682 7872. Página en internet: www.estres-oxidativo.com