La polémica abogada nuevoleonesa Silvia Raquenel Villanueva –quien defendió por igual a presuntos narcotraficantes que a jefes policiacos acusados de incurrir en actos de corrupción, así como a supuestos multihomicidas y polleros, y quien fue una de las litigantes más críticas de la gestión de Genaro García Luna, titular de la Secretaría de Seguridad Pública federal– fue asesinada ayer de al menos cinco tiros, infligidos con armas de alto calibre, dentro del centro comercial conocido como la Pulga Río, en Monterrey, Nuevo León.

A pesar de que se hicieron decenas de disparos, cuando cientos de clientes circulaban por los pasillos del establecimiento, sólo resultó herida otra persona.

Según las primeras investigaciones, y de acuerdo con versiones de testigos, al menos tres hombres que viajaban en una camioneta perseguían a Villanueva, quien bajó de su vehículo para tratar de refugiarse entre los clientes del centro comercial.

Sin embargo, los gatilleros la siguieron hasta el interior, donde hicieron disparos con rifles AR-15 y le dieron el tiro de gracia. La litigante quedó en uno de los pasillos de la galería comercial. Asimismo, una empleada de uno de los locales resultó herida.

La penalista había sufrido cuatro atentados entre el 13 de mayo de 1998 y el 14 de noviembre de 2001 –de los que resultó con algunas heridas de bala–, y en septiembre de 2006 fue arraigada 90 días en una investigación fallida de la Procuraduría General de la República (PGR), que intentó, sin conseguirlo, ligarla al homicidio de un agente del Ministerio Público.

Fuentes policiacas revelaron ayer a La Jornada que la litigante contaba con la protección cotidiana de dos elementos de la Policía Federal (PF), aunque ayer decidió salir de su casa sin ellos, por razones desconocidas.

Autoridades de la PGR ya colaboran con las pesquisas abiertas por la Procuraduría General de Justicia de Nuevo León, debido a que durante la ejecución se emplearon armas de uso exclusivo del Ejército, lo que configura un delito federal.

Esta es la segunda persona dedicada a la abogacía con alto perfil público que es asesinada en lo que va del sexenio, ya que el 9 de julio de 2008 fue ultimado frente a su despacho –ubicado en el Distrito Federal– el connotado penalista Marcos Castillejos Escobar, homicidio que sigue impune.

Como abogada, Raquenel Villanueva defendió, entre otros, a Carlos Reséndiz Bertoloussi, considerado el cerebro financiero del cártel del Golfo en los tiempos en que la organización delictiva era dirigida por Juan García Abrego.

Supuestamente, la abogada convenció a Reséndiz para que fungiera como testigo protegido, y a cambio de una recompensa de 2 millones de dólares diera la información que permitió la captura del capo aún preso en Estados Unidos, adonde fue deportado tras su detención en una finca de Benito Juárez, Nuevo León, el 14 de enero de 1996.

También defendió al ex comisario de la desaparecida Policía Federal Preventiva, Javier Herrera Valles, acusado de tener vínculos con el cártel del Golfo; al joven Diego Santoy, conocido como el asesino de Cumbres de Monterrey, quien es procesado por el asesinato de Érik y María Fernanda Peña Coss, de siete y tres años; al ex fiscal antidrogas de la PGR Noé Ramírez Mandujano, preso en el penal federal de Tepic, Nayarit, por presuntas ligas con la organización delictiva de los hermanos Beltrán Leyva.

El ya desaparecido cantautor de narcocorridos Beto Quintanilla le dedicó uno de sus temas, que dice en una de sus estrofas: “No vengo a defender monjas/ ni sacristanes ni curas;/ vengo a sacar a mis clientes/ que solicitan mi ayuda;/ de que les cobro les cobro,/ de eso no le quede duda”.