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El monero lanza Sólo me río cuando me duele, ensayo sobre la humorística mexicana

Reímos para no llorar, pero al humor no se le estudia como se debe, dice El Fisgón

Permite soportar los desastres cotidianos; tiene una razón de ser social, humana y síquica, dice

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Más que un libro mexicanista, el objeto de estudio es la manifestación popular arraigada y difundida en nuestra sociedad, dijo en entrevista el también autor de Cómo la hacen de PemexFoto Carlos Ramos Mamahua
 
Periódico La Jornada
Domingo 16 de agosto de 2009, p. 4

El humor es una de las pocas pocas cosas que nos permiten sobrellevar las tragedias de esta vida, de este planeta; sin embargo, no se le da la importancia que realmente tiene. Rafael Barajas El Fisgón hace esta primera reflexión acerca del tema de su libro más reciente, el ensayo Sólo me río cuando me duele. La cultura del humor en México.

El humor, dice el monero de La Jornada, nos permite soportar los desastres de la vida cotidiana: los géneros que más gustan en occidente, y casi en todas las culturas, son los que hacen reír y los que hacen llorar, simplemente porque liberan emociones; tiene una razón de ser social, humana y síquica.

Por eso llama la atención que su estudio sea tan poco difundido. Muchos pensadores mexicanos hacen referencias al humor, hablan mucho del humor del mexicano, del humor negro, de los albures, pero creo que nunca se había hecho un trabajo que estudiara de manera sistemática la cultura del humor en México. Sin embargo, subraya este libro no pretende ser mexicanista, en el sentido de que no pretende investigar al mexicano y todo eso, pero sí tiene como objeto de estudio una manifestación popular muy arraigada, muy difundida que creo que atraviesa a toda nuestra sociedad; y así como se puede hablar de una literatura mexicana se puede hablar de un humor mexicano.

Un tipo de humor particular, que no se encuentra en otro país, aún cuando el humor es el género que menos respeta fronteras: Te vas a encontrar que los chistes contra Ceaucescu se contaban aquí contra Díaz Ordaz, pero cada país cultiva formas distintas de humor y eso te da rasgos culturales muy precisos.

En México, explica, podemos encontrar cuatro universos humorísticos: el humor negro, el machista, el relajo y la picaresca, en gran parte herederos de la tradición española. Al hacer una revisión de estos aspectos básicos del humor mexicano nos damos cuenta de que vivimos en una sociedad cruel y sumamente violenta, añade El Fis, autor también de Cómo la hacen de Pemex.

“Una de las conclusiones inmediatas que nos da esta cultura humorística mexicana que se remonta hasta la colonia y quizá más allá –aunque eso no lo podemos documentar– es que es una sociedad muy cruel y que además sigue estando muy marcada por la cultura machista. Estos rasgos hablan de lo que es una cultura humorística genial.”

–Hablar del humor, ponerlo en un libro, ¿no le quita humor al asunto?

–No, creo que hacer teoría sobre las cosas que practicamos cotidianamente no solamente no te impide el ejercicio de esta actividad, sino que te la facilita al entender sus mecanismos.

“De hecho este ensayo parte de una preocupación profesional. En realidad me habría gustado leer este libro, no escribirlo. Claro, como todo ensayo, la delimitación del objeto de estudio es un poco arbitraria, yo la hice a partir de cosas que habían dicho otras personas; pero quedaron fuera cosas como el humor involuntario que, como dice Monsiváis, es lo que ha articulado la crítica política en los pasados 25 años.

Simplemente el registro de las estupideces que hacen los políticos, los policías, eso es algo que todavía hay que desarrollar, porque en el libro sólo se menciona.

–Reímos para no llorar.

-Así es. Una de las cosas que más me llamaron la atención es que hay filósofos, artistas, humoristas –desde Aristóteles hasta Groucho Marx– que al estudiar el tema del humor llegan a la misma conclusión: el humor es un mecanismo para liberar el dolor, que el humor está asociado al dolor.

–¿El humor diferente de la risa?

–Sí, porque el humor es básicamente una disciplina intelectual, mientras la risa la puedes provocar con cosquillas. El humor busca hacerle cosquillas a la mente, juega con nosotros, con nuestras lógicas, con nuestros razonamientos.

Con todo el análisis, añade, es posible trazar un panorama de qué es lo que ocurrirá con el humor mexicano, y que de hecho ya está pasando: hay un cambio en el aspecto machista. Han surgido en la cultura humorística mexicana chistes misándricos que usan las mujeres: su terrible venganza contra los hombres; creo que es una reacción normal, y supongo que, en algún un momento, llegaremos a una cosa más razonable.