Lunes 24 de agosto de 2009, p. a41
Menos de 2 mil espectadores acudieron ayer a la reanudación de la temporada novilleril de la Plaza México, en la que los jóvenes aprendices Ernesto Sánchez, José Antonio Guerra y Pepín Vega desperdiciaron un encierro de Sergio Rojas González. De este modo llegó a su fin el paro ilegal de actividades en el coso más importante de la avenida Insurgentes, que le permitió hacer grandes ahorros al empresario Rafael Herrerías durante siete semanas.
En mayo, el magnate había anunciado un serial de 12 novilladas más cuatro corridas de preselección, cuyos hipotéticos triunfadores serían incorporados a los carteles de la llamada temporada grande. Sin embargo, luego de dar cuatro funciones –un festival con becerros y tres festejos con novillos más hechos– con grandes pérdidas económicas, Herrerías se inventó un conflicto con el juez Ricardo Balderas y lo usó de pretexto para cerrar el embudo durante un período estratégico, hasta ayer.
Como por exigencias del Reglamento de Espectáculos del Distrito Federal está obligado a dar un mínimo de ocho novilladas anuales para no perder la licencia de funcionamiento, después de la que se llevó a cabo ayer, que fue la quinta de la temporada interrupta; sólo necesita montar tres más y podrá olvidarse tranquilamente de las corridas de preselección, para iniciar de inmediato el canje de las tarjetas del derecho de apartado, que le reportarán la friolera de al menos 20 millones de pesos.
Así que se acabó el cuento: Herrerías no logró ni la remoción del juez Balderas, ni las nuevas modificaciones reglamentarias que solicita, ni entrevistarse con los altos mandos del Gobierno del Distrito Federal. En términos políticos, su paro ilegal de actividades, que afectó a mucha gente que vive del espectáculo taurino, resultó un fiasco. Pero, en lo económico, fue un éxito, pues mientras toreros, ganaderos, subalternos, monosabios, taqueros, restauranteros, meseros, vendedores de puros y demás se quedaron sin trabajo y sin dinero siete semanas, el cacique de Mixcoac ahorró y confirmó así que es todo un hombre de éxito.
En cuanto a los resultados artísticos de ayer, el que se llevó la tarde fue el banderillero Ernesto Navarro por la ejecución de dos parazos imponentes; de los novilleros, Ernesto Sánchez mostró progresos, pero no logró cuajar a ninguno de sus dos enemigos, muy justitos de trapío y peso. José Antonio Guerra y Pepín Vega acabaron llevándose la débil rechifla que a duras penas pueden producir menos de 2 mil gargantas resecas, debido a los altos precios de refrescos y cervezas.