Hoy el tiempo es una inhalación y una exhalación; es el ritmo, mi esencia, mi eterno, el huichol que soy. Esto es más evidente al leer poesía en voz alta, expresó el músico José Cruz, fundador de Real de Catorce, quien hoy viernes presentará la reimpresión del libro de poemas De los textos del alcohol, que recopila su obra de 1980 a 2000, de cuando andábamos en el destrampe, expresó ayer en entrevista con La Jornada.

Leer –simplemente hablar– se le dificulta por la esclerosis múltiple que padece. La vida sigue y pelea por él: ¡Soy un guerrero!

De los textos del alcohol se presentará hoy en el antiguo Palacio del Ayuntamiento del Gobierno del Distrito Federal a las 19 horas. José Cruz estará acompañado por Manuel Ahumada, Roberto Sosa, Arturo Teherán, Juan Carlos Valdovinos y Javier Hernández Chelico.

Mis poetas preferidos son José Carlos Becerra, José Emilio Pacheco, el chileno Gonzalo Rojas, Efraín Huerta y Octavio Paz. No me gusta la poesía que es críptica, con un lenguaje inentendible, no para el intelecto, sino para el alma. No me gusta el lenguaje pretencioso que utiliza adjetivos grandilocuentres. Ese tipo de retórica no me agrada, no siento una conexión directa.

Una canción, precisó, es una unidad dialéctica. La letra en sí misma implica musicalidad, ritmo, cadencia, lo mismo que la música. Música y letra van de la mano.

Sus letristas favoritos son B.B. King y Muddy Waters.

“Hay poemas que cuestan mucho trabajo y son escritos, borrados y vueltos a escribir, porque uno es muy exagerado y raya en la neurosis perfeccionista. Me atengo más a la voz interior, que es la que me va dictando y está ligada a la respiración, la cual me dicta las pausas, las comas, los puntos y seguido. En la canción hay palabras musicales que son adecuadas, justas.

Con este libro celebro que mis abogados recuperaron mis derechos de autor, que estaban en manos de Magdalena González y Rodrigo Farías.

Es músico y poeta. “Yo me considero un poeta que compone canciones, como Leonard Cohen, Jaime López y Armando Rosas, a quienes considero poetas que hacen canciones. A pesar de la falta de apoyo a la cultura, los creadores independientes nos la hemos rifado con nuestros recursos, no en un alarde de soberbia, sino como acto de sobrevivencia.

La obra del poeta debe prevalecer por encima de los calificativos. Esto es lo más satisfactorio, amén de la medalla al mérito que me dieron recientemente en el Congreso.

–¿Cómo es hacer poesía con esclerosis múltiple?

–El cuerpo está enfermo, pero el alma no. La musa es el alma del poeta. Es la voz que lo hace meditar, deprimirse, sufrir, gozar, reventar de ira. El alma está intacta. Hay un poema que se llama Hombre en llamas, donde hablo del ardor de la piel de una manera figurativa. Padezco esto, pero no soy esto.

Ahora lee a Juan García Ponce y asegura que lo entiende más. Juan padeció la misma enfermedad. Entiendo más la poesía que emana de esta sinceridad, de esta honestidad, de esta legalidad. El poeta tiene que ser ético y legal. Los poemas de García Ponce reflejan exactamente la honestidad del enfermo. Una persona enferma tiene que ser honesta. La honestidad obliga a la claridad, a la precisión de las palabras. Yo he tratado de atender a mis raíces luchonas.

Ahora le cuesta trabajo tocar la guitarra. Hago berrinche; era mi amiga y peleo con ella. Era mi mujer. Ahora estoy peleado con mi mujer, porque no puedo asirla, agarrarla... ¡Es una impotencia! Quisiera acercarla a mi pecho... ¡amarla! La lucha es por hallar la forma de poseerla, de hacerla mía. Por otro lado, cuando grito hay catarsis, ¡furia! El blues es un canto vital, no nostalgia.

En la presentación se venderán el libro de poemas (en 140 pesos) y el nuevo disco de José, que se llama Lección de vida.