Opinión
Ver día anteriorLunes 31 de agosto de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
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México SA

Diputados blanquiazules: austeridad de mentiritas

Compromiso, bienestar... la misma cantaleta en 30 años

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Deudores de la banca queman tarjetas de crédito frente a una sucursal de Banco Azteca, en Veracruz, el pasado 10 de agostoFoto Ap
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uando menos en el discurso los tres grandes partidos políticos representados en San Lázaro han hecho pública su intención de no avalar el cobro de IVA en medicinas y alimentos, de tal suerte que la propuesta calderonista en este sentido podría descartarse. Sin embargo, las potenciales víctimas de las decisiones legislativas –léase los heroicos habitantes de este país– no se van con la finta, porque acostumbradas están a que los dichos de la clase política sean inversamente proporcionales a los hechos.

En el tablado está el grotesco show mediático del locutor vestido de azul que machaconamente difunde novelescas proezas con logros aún más fantásticos en su tercer año de estancia en Los Pinos, mientras en medio de una catarata de discursos la población intenta sortear –como puede, y cada vez puede menos– los efectos de las más profunda crisis –esa sí real y contundente– de que se tenga memoria en el México institucionalizado, en espera de lo que la clase política tenga a bien definir –el paquetazo económico 2010– para superar, según dice, el shock de las famélicas finanzas públicas, y lo hará –todo apunta– a costillas de profundizar el histórico shock de las raquíticas finanzas ciudadanas.

De lengua la clase política se come un perol, y ahora, como siempre, dirá que todas las decisiones sólo tienen un objetivo: el bienestar de los mexicanos (de hasta arriba, deben agregar). Y en este sentido, los flamantes coordinadores de las tres tristes bancadas en San Lázaro han dicho no al IVA en alimentos y medicinas. El priísta Francisco Rojas Gutiérrez de Salinas aseguró que su partido no apostará en tal sentido; la siempre cursi Josefina Vázquez Mota parece egresada de la Universidad Cantinflas por sus comentarios en materia fiscal (Cesarín Nava aseguró que tal gravamen está completamente descartado), mientras Alejandro Encinas rechaza cualquier posibilidad en este renglón, aunque a una sola voz la tercia no descarta que claven el puñal fiscal en otra parte del cuerpo ciudadano.

De concretarse tal negativa, los partidos y sus legisladores se autoelogiarán pública y profusamente por defender la economía familiar, mientras por abajo del agua dan cuerpo a la catarata de aumentos (recorte de subsidios y actualizaciones les llaman) en precios y tarifas de los bienes y servicios del sector público (tarifas eléctricas, gasolinas, diesel, gas, agua, predial, etcétera, etcétera), acuerdan nuevos impuestos y/o incrementan los existentes, y por enésima ocasión se niegan a tocar los privilegios fiscales otorgados al gran capital, donde está el quid de la evasión y la elusión, y los hoyos financieros que tanto preocupan al doctor catarrito y al locutor que lo sostiene.

A la par, se esforzarán por mostrarse austeros y dar la idea de que ellos sí se sacrifican por el bien de la patria. De hecho, los diputados panistas entrantes, en voz de la Josefina, anunciaron recortes a sus privilegios por 250 millones de pesos, que incluyen 10 por ciento de descuento en la dieta de los legisladores. Qué bueno, qué esforzados, qué austeros, pero habría que recordarle a la señora Vázquez Mota que siendo secretaria de Educación Pública en un solo día gastó 256 millones de pesos en la celebración del Día del Maestro, de tal suerte que el monto de tales recortes a los blanquiazules en San Lázaro, de concretarse, no pasarían de ser una tomadura de pelo.

Dicho sea de paso, en esto de la dieta surge la misma duda que con la ley de salarios máximos, la cual establece que nadie (salvo los magistrados y demás aves de rapiña que revolotean sobre el presupuesto) puede obtener un ingreso mayor al del jefe del Ejecutivo. Así, la dieta neta mensual de un diputado (versión oficial) es de 77 mil 745 pesos, de tal suerte que 10 por ciento de recorte cantado por Vázquez Mota sería de 7 mil 774 pesos. Sin embargo, a este ingreso se suman 45 mil 786 pesos mensuales por apoyos para actividades legislativas y 28 mil 772 pesos por atención ciudadana (que supuestamente no forman parte de la dieta formal, pero sí de la real, que suma 152 mil 303, por arriba del sueldo del inquilino de Los Pinos). Entonces, ¿el recorte sería sobre los 77 mil 745 o los 152 mil 303?

En este contexto, si 10 por ciento de recorte a la dieta de los diputados panistas anunciado por su flamante coordinadora de bancada se limita al ingreso oficial (los 77 mil 745 pesos), entonces el ahorro anual implícito sería de un millón 111 mil 682 pesos, es decir, 0.44 por ciento de los 250 millones de ahorro total estimado por Vázquez Mota; en cambio, si se considera integralmente (dieta, apoyos para actividades legislativas y atención ciudadana) sumaría 2 millones 177 mil 890 pesos, monto equivalente al 0.87 por ciento del ahorro total. Si ése es el concepto panista de esfuerzo, compromiso con los ciudadanos, ahorro, austeridad y conexos, no pasa de ser un pésimo chiste y una austeridad de mentiritas.

En igual sentido se ha manifestado otros comprometidos cuan austeros organismos. El Instituto Federal Electoral, por ejemplo, que anunció un recorte de 104 millones de pesos en su gasto del último trimestre de 2009 (un pelo al gato), mientras perfila sus aspiraciones presupuestales para 2010 (9 mil 223 millones de pesos, de los que 6 mil 221 millo- nes serían para su gasto operativo y 3 mil 12 millones para los partidos políticos). Si la austeridad se mantiene el próximo año, esos 104 millones equivaldrían a 1.67 del gasto operativo del IFE (es decir, sin partidos políticos). De ese tamaño es la austeridad.

Si algo ha escuchado la ciudadanía a lo largo de tres largas décadas de crisis permanente (con reconocimiento oficial o sin él) ha sido el discurso de la austeridad, del esfuerzo, la transparencia y el compromiso de la clase política, la misma que hoy asegura que ahora sí va en serio; es decir, su misma cantaleta en 30 largos, interminables años. Y a la par del discurso, la catarata de privilegios y excesos, que, total, para eso están los ciudadanos, para pagarlos.

Las rebanadas del pastel

Mensaje textual de un banco a uno de sus tarjetahabientes, por medio del respectivo estado de cuenta: su adeudo es de 175 mil pesos y la cantidad mínima mensual a pagar es de 6 mil 45 pesos; si sólo realiza el pago mínimo y no tiene compras, disposiciones o cargos automáticos, tardará mil 767 meses, aproximadamente, en cubrir el saldo de su tarjeta de crédito, o lo que es lo mismo poco más de 147 años. ¡Ánimo, que ya le falta poco!