Venecia, Italia, 2 de septiembre. La Mostra de Venecia presentó el miércoles, en su apertura, el aspecto de una fortaleza asediada por un dispositivo policial desplegado alrededor del Palacio del Cine, frente a manifestantes que denunciaban el recorte de las subvenciones culturales decidido por el gobierno de Silvio Berlusconi.

Las ideas y venidas de los helicópteros y de las furgonetas de los carabinieri en las inmediaciones del Palacio del Lido causaban extrañeza durante la apertura del festival, que se prolongará hasta el 12 de septiembre.

Unos 50 jóvenes protestaban en los alrededores de la Mostra, que arrancó con la proyección de la película Baaria, del italiano Giuseppe Tornatore, financiada por Medusa-Mediasel, la productora de Silvio Berlusconi.

Media docena de ellos intentaron entrar megáfono en mano en el lujoso hotel donde se hospedan los famosos.

La policía se lo impidió y optaron por desfilar por las calles en protesta contra los golpes continuos en el presupuesto del fondo único de la cultura decididos por el gobierno de Silvio Berlusconi.

Fuertemente autobiográfico, el filme Baaria fue recibido fríamente por los críticos cinematográficos, que no le concedieron aplausos durante la proyección especial para la prensa.

Todo decorativo, nada de sustancia, aseguró Roberto Silvestri, del diario comunista II Manifesto, entre los más irritados con la interpretación que Tornatore ofrece de la historia de su país y del deseo o la utopía de una parte de la población de cambiar el mundo por uno más justo.

Durante los 10 días de la Mostra serán proyectados unos 80 filmes que buscarán el codiciado León de Oro