Si las personas no van al teatro, entonces el teatro va a la gente... y se mete directo en su casa.

Con esta idea, el colectivo Los Nacidos del Huevo ha decidido romper con las limitaciones de espacio y presupuesto que suelen frenar los proyectos independientes y desde hace poco más de un año se dedica a montar sus obras en domicilios particulares.

Este fin de semana, el grupo comenzará un nuevo ciclo de presentaciones con la obra Cuarta caída, la verdadera historia, que narra las aventuras de Federico K y Juan Diego, dos argentinos obsesionados con la figura del Santo, El enmascarado de plata, que buscan poner un museo itinerante de la lucha libre, en un intento por aliviar su desarraigo al sujetarse de los fetiches de la cultura popular mexicana.

Surgido en 2007, el grupo de actores argentinos radicados en el DF comenzó a presentarse en bares, restaurantes y foros teatrales, pero las cosas no marcharon bien.

Nuestro teatro es más íntimo y no funcionó en esos espacios. Un día, una amiga que tiene una casa grande nos prestó el lugar para montar allí una obra y la idea comenzó a funcionar, explican los integrantes del colectivo en entrevista con La Jornada.

El espíritu del proyecto se mueve en varias direcciones. Por una parte, la idea es aprovechar la atmósfera de vida real que sólo las casas pueden tener, pero también ahorrarse los costos por usar un foro y llevar este arte a espacios y públicos que normalmente no tienen acceso a él.

Además de surgir un poco por casualidad, tenemos la ideología de desinstitucionalizar el teatro, hacerlo verdaderamente independiente, sin estar a expensas de ningún presupuesto oficial, apunta José María Seoane.

La búsqueda de ese modelo alternativo incluso nos asegura más público, rompe esquemas y llama mucho la atención. Es casi como si invitaras a las personas a una fiesta o reunión social; de hecho al terminar la obra suele pasar que de verdad inicia una fiesta, añade la directora del grupo, Sol Pereyra.

Para montar una obra, Los Nacidos del Huevo lo único que necesitan es una casa más o menos grande, en la que la sala, el baño y una recámara puedan servir como escenario, lo cual permite una mayor cercanía con los espectadores, que van siguiéndolos por todos lados.

Los montajes suelen empezar desde la calle, para después llegar a la casa o departamento donde se desarrolla toda la acción. Nosotros intervenimos el lugar y lo modificamos para adecuarlo a la obra, lo cual es un desafío escénico, explica.

El colectivo busca ofrecer una propuesta teatral de maleta, trasladable y novedosa. Lo que hacemos es como el cineclubismo, porque también aquí se produce un debate al final de la función sobre lo que la gente acaba de ver, define el tercer integrante del grupo, Tomás Alzogaray.

Luego de haber debutado con el montaje Algo descarriló, de Santiago Gobernori, Cuarta caída... será una especie de reflexión sobre cómo lo argentino y lo mexicano se funden en un sincretismo muy peculiar. Es una forma de hablar sobre su experiencia personal de desarraigo elegido y el cruce de identidades entre ambos países.

Uno de los personajes admira la imagen del luchador como obra de arte, y el otro es un irreductible fanático de todo lo que él simboliza. Entre los dos buscarán poner un museo en honor del ídolo, pero en el camino se atravesará la figura de una estrella histórica –y sumamente lacrimosa– del cine argentino.

El montaje, escrito de forma colectiva y con tono de buen humor, se estrena este fin de semana en alguna de las muchas casas que piden la visita de la agrupación.

Somos un grupo pequeño y autosustentable que lleva 10 años haciendo teatro, y no queremos regalar nuestro trabajo, porque somos profesionales. Cobramos entre 80 y 100 pesos por entrada, porque no por ser en una casa, el espectáculo es de menor calidad, señala Alzogaray.

Los interesados en contactar al grupo, pueden hacerlo a través de la página web www.myspace.com/losnacidosdelhuevo, o al correo electrónico [email protected]