Domingo 27 de septiembre de 2009, p. a20
En la actualidad, muchas de las críticas literarias que aparecen de forma cotidiana en varias publicaciones están desprovistas de un factor elemental: la información completa, el análisis verdadero e incluso la necesidad de involucrarse sin miedo en alguna polémica con los autores reseñados.
Justamente esa es la intención de Geney Beltrán Félix, quien en este volumen reivindica el quehacer del analista literario mediante 24 ensayos que atacan el panorama gris que deja la uniformidad y el consenso fácil.
Antes que proponer un conjunto de textos edulcorados, el autor busca cimbrar los lugares comunes y las falacias que suelen rodear al mundo de la crítica literaria, pero no con mala fe o simples ganas de incomodar, sino utilizando un buen arsenal de observaciones y señalamientos.
El volumen está dividido en Escritos viscerales
y Cuaderno azaroso
, partes en las que Geney Beltrán reflexiona lo mismo sobre Farabeuf, de Salvador Elizondo, que sobre la narrativa del norte de México o de la obra de Nellie Campobello.
El título del libro hace referencia a un verso del poeta peruano E.A. Westphalen, que alude a su vez a las visiones trepidantes de un estado de tensión extrema, más que a la placidez de un quehacer literario sin emoción ni propuesta, que por desgracia es lo que suele copar los estantes de las librerías.
Geney Beltrán Félix es un joven escritor originario de Sinaloa, quien ha llamado la atención de la Universidad Nacional Autónoma de México, casa de estudios que decidió incluirlo como parte de sus novedades editoriales, al considerar que su enfoque literario tiene un filo desconcertante y al mismo tiempo enriquecedor.
Título: El sueño no es un refugio sino un arma
Autor: Geney Beltrán Félix
Editorial: UNAM
Número de páginas: 163