a evaluadora financiera Merrill Lynch confirma, como vimos en estas páginas, que el gobierno federal y su política económica llevaron a México al primer lugar en América Latina en cuanto a caída económica. Miles de palabras, cientos de discursos, han mostrado su inutilidad para contrarrestar la crisis. Esa financiera estima que el producto interno bruto (PIB) mexicano va a bajar en un 6.8 por ciento en 2009.
Los más recientes datos publicados por el Inegi nos dicen que en el primer trimestre de este año el PIB bajó 8 por ciento. En el segundo trimestre, pues peor, cayó 10.3 por ciento. Aproximadamente, el primer semestre sería un promedio de ambos, 9.15 por ciento. Para que se cumpla el pronóstico mencionado de 6.8 por ciento, en el segundo semestre el PIB debería variar, también hacia abajo, 4.5 por ciento.
Desde este punto de vista, la crisis seguiría, y aunque la caída del PIB se atenuaría, el desempleo seguiría subiendo, el mercado interno seguiría decayendo, etcétera. Pero incluso puede resultar muy optimista este pronóstico de la financiera, pues las medidas que se toman y las que se proponen al Congreso, tienden a agravar la crisis, no a atenuarla. El mismo análisis de Merrill Lynch señala, entre otras cosas, que no se busca eliminar los privilegios, y recordamos los tratamientos preferenciales a grandes empresas.
En los países que tienen un crecimiento ya claro, como China e India, o que ya empiezan su recuperación, como Brasil, donde el PNB (producto nacional bruto) ya creció en el segundo trimestre de este año frente al primero, se han lanzado inversiones públicas muy fuertes. También se ha hecho esto en otros países. Y, en general, en esos y casi todas las demás naciones se han reducido impuestos, y en general se ha subsidiado de alguna manera el mercado interno. Japón y otros países también iniciaron su recuperación, con medidas de esta naturaleza.
Las propuestas oficiales aquí son en el sentido contrario en toda la línea. Uno de los impuestos que más resistencia han causado es el 2 por ciento al consumo, pero que incluye alimentos y medicinas (lo cual lo distingue del IVA, y lo hace peor que él). Esto ahoga más el mercado interno, no sólo por agredir al consumidor sino porque se refleja en todo, como la gasolina y el diesel para el transporte, a los cuales se amenaza con aumentar el precio directamente también. Y esto implica también mayores aumentos de precios, porque el transporte encarecido encarece a todos los productos que se transportan, o sea casi todos.
Se supone que el dinero recaudado con el impuesto al consumo iría al gasto social. Ya hemos visto cómo se ha usado éste. Se le da más a un estado gobernado por el PAN, o a estados cuyos gobernadores acataron instrucciones de Los Pinos. Por otro lado, se recorta el presupuesto a otras entidades, como pasa con el Distrito Federal.
La inversión en la industria petrolera mexicana ha sido, incluso históricamente, un pivote para impulsar a la industria. En su planteamiento público del 8 de octubre del año pasado, el huésped de Los Pinos anunció, como parte de su programa de reactivación, 12 mil millones de pesos para la construcción de una refinería e infraestructura de la paraestatal
. Además de lo raquítico de la cantidad frente a los costos oficialmente reconocidos, es obvio que no se ha puesto ni una piedra en relación con la refinería, de la que ni siquiera se sabe si ya se tiene físicamente el terreno. Y, obviamente, no ha habido ni una gota de la recuperación económica anunciada al respecto.
Ya vimos en este espacio, el domingo pasado, el recorte tan drástico, en relación con el estimado para este año, que sufrió Pemex. El grueso de la inversión presupuestada se concentra en Pemex Exploración y Producción, que es el 84 por ciento del total. Y la inversión programada para esta entidad para 2010 es sólo el 18 por ciento de la que se estima ejercer en 2009.
En relación con la mencionada refinería, la única obra presupuestada es la barda perimetral, con un presupuesto de 124 millones de pesos repartidos básicamente en dos años, 2010 y 2011. Es la tresmilésima parte del presupuesto de inversión de Pemex, o sea una parte en 3 mil.
Estos son sólo unos ejemplos. Ha habido quejas por insuficiencia presupuestal en el sector educativo y otros. Y si se pretende reducir el poder de compra de la mayoría de la población, y en general seguir estrangulando al mercado interno, por un lado, y por otro, en cuanto a la inversión pública, no sólo no aumentarla en áreas estratégicas, sino reducirla al mínimo, ¿de dónde va a salir la recuperación? ¿Acaso no parece haber empeño en conservar el primer lugar de América Latina en caída de la economía?
Claro, ellos verán, como siempre, hacia el norte. Pero el presidente del vecino país aclaró públicamente, más de una vez, que hay indicios positivos, pero que la recuperación tardará su tiempo todavía. Además, ¿de dónde sacan que los primeros recursos de esa recuperación, dentro de un tiempo, se van a destinar a importar cosas, precisamente, de México, y no, por ejemplo, a la salud, por la que muestra interés el gobierno de Obama? ¿O a la recuperación del mercado interno de su país?