No aplica la objeción de conciencia porque se trata de proteger a niños y jóvenes, dice funcionaria
pilar estratégicoen el sistema de enseñanza de Uruguay
Jueves 22 de octubre de 2009, p. 39
La educación sexual es uno de los cuatro pilares estratégicos del sistema educativo en Uruguay, el cual se encuentra a la vanguardia en esta materia entre los países latinoamericanos. Desde 2005 está vigente un programa nacional que tiene como principal objetivo la formación de docentes.
En entrevista, Stella Cerruti, coordinadora del programa uruguayo, explicó que en este campo no procede la objeción de conciencia. En las aulas, los maestros no transmiten valores, sino que promueven el análisis crítico de la realidad que viven niños y adolescentes, a partir de lo cual desarrollan un pensamiento autónomo y libre.
La base de todo el esquema es que la sexualidad es una dimensión de las personas, inseparable de su ser, es decir, un derecho humano inalienable. Con la misma lógica se determina que aunque en la educación sexual deben intervenir los diferentes actores, desde la familia y la sociedad civil, se ve a las escuelas como el espacio de socialización privilegiado para la construcción del pensamiento crítico.
Cerruti estuvo en México para participar en la Consulta Técnica Regional sobre las Directrices Internacionales para Educación en Sexualidad, emitidas por la UNESCO. En la reunión efectuada en el Distrito Federal, los expertos latinoamericanos reconocieron el trabajo que se lleva a cabo en Uruguay y lo pusieron, junto con el de Colombia, como uno de los ejemplos que deben ser tomados en cuenta para alcanzar los objetivos de la declaración ministerial Prevenir con Educación, suscrita en agosto pasado.
La funcionaria uruguaya explicó que la política educativa en su país se ha venido construyendo desde hace varias décadas, cuando se decidió que la Administración Nacional de Educación Pública fuera independiente del Ministerio de Educación.
El objetivo fue garantizar que los programas del sector estuvieran alejados de los vaivenes de la política, y aunque los titulares de la administración son designados por los políticos, se elige a quienes cumplen un perfil profesional y técnico en el campo educativo.
A partir de 2005 se instauró una estrategia con cuatro pilares fundamentales: enseñanza sexual, derechos humanos, educación de jóvenes y adultos, y educación de lenguas. Respecto de la primera, las autoridades consideraron que el sistema educativo no puede ser omiso en las responsabilidades que le confieren la Constitución y las convenciones internacionales firmadas por Uruguay, entre ellas la de los Derechos de la Infancia y de Derechos Humanos.
Además, está claro que la educación en el país sudamericano es laica, plural y democrática, respetando todas las cosmovisiones, pero con el reconocimiento expreso de que la competencia del sistema público no puede ser sustituida.
La especialista reconoció que las metas son de largo plazo y dejó en claro que la sexualidad no es una conducta, sino una dimensión del ser, por lo que aún es temprano para obtener resultados.
En cambio –dijo–, se han hecho modificaciones en los planes y programas de estudios, y se ha incluido la educación sexual como tema obligatorio. No procede la objeción de conciencia porque hay un bien mayor a proteger: se trata de que niños y jóvenes sean titulares de sus derechos
, indicó.
Con los profesores se ha buscado que sean conscientes de su responsabilidad dentro del salón de clases, porque pueden transmitir sus ideas y representaciones sobre la sexualidad. De ahí que el plan uruguayo tenga como núcleo fundamental la capacitación de los profesores como promotores del análisis crítico de la realidad.
La estrategia incluye reformas a los programas de estudio para la formación de docentes, así como de los contenidos de la educación básica. A partir de este año se formalizaron los cambios en la primaria. Se incluyeron, por ejemplo, tópicos como la diversidad sexual y familiar, las uniones de personas del mismo sexo y su derecho de adopción. Ambos están legalmente permitidos en Uruguay y ya son parte de la cotidianidad.