Sociedad y Justicia
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Inmorales, leyes que despenalizan la interrupción del embarazo

Por más que vociferen, nunca será ‘derecho’ decidir sobre la vida, dice la Iglesia católica
 
Periódico La Jornada
Jueves 22 de octubre de 2009, p. 39

Una vez más, la Iglesia católica secundó el avance de reformas que penalizan el aborto; en específico criticó que en el Distrito Federal se hayan concretado 30 mil legrados en dos años.

Preguntó: ¿dónde puede haber más oscurantismo, en quien defiende la vida o en quienes deliberadamente aniquilan una vida humana indefensa? ¿Quién es el verdadero defensor de los derechos humanos: aquel que vela por la parte más débil, las víctimas, o aquel que se empeña en cerrar los ojos ante los atropellos a la vida humana inocente?

Apuntó que las leyes de despenalización del aborto son inmorales e inicuas, pues permiten el infanticidio y la supremacía de la ley del más fuerte, lo cual no puede ser signo de progreso ni de civilización, sino de barbarie y atraso. En la página electrónica Centro Católico Multimedial, de la Comisión Episcopal de Pastoral para la Comunicación, remarca que “por más que vociferen las ‘mujeres con derecho a decidir’, nunca será un derecho decidir sobre una vida humana que no nos corresponde”.

La arquidiócesis de México resaltó la objeción de conciencia a la cual los profesionales de la salud pueden acceder, y remarcó que ésta es una figura jurídica que surge como resultado de la confrontación entre las obligaciones que impone una norma o ley considerada injusta contra el derecho personal a disentir de ella.

En un documento elaborado por Gabriel García Colorado, director de la Asociación Mexicana de Bioética y Derechos Humanos (Amebiodh), y Carlos Montiel, director del capítulo Objeción de Conciencia de la misma agrupación, se especifica que las razones esgrimidas por el objetor pueden ser muy diversas. Entre ellas las relativas a creencias, ideología, filosofía o religión, por lo que la objeción puede entenderse como la negación de una persona a observar una conducta ordenada por una ley, argumentando para ello motivos personales superiores, sean de convicción ética o moral. García y Montiel exponen que la objeción es vigente sobre todo cuando los legisladores han despenalizado la destrucción de embriones, el aborto e incluso se presentan iniciativas de ley que piden abiertamente la eutanasia.