l mes pasado, los dirigentes estadunidenses de los Legionarios de Cristo en Atlanta y Nueva York, reconocieron que su fundador Marcial Maciel, le había fallado a la Congregación. Se dijeron indignados por la doble vida del sacerdote michoacano que tanto poder tuvo en la Iglesia, especialmente durante el largo pontificado de Juan Pablo II. Pidieron perdón a sus víctimas y aseguraron que ya han retirado sus fotos de los establecimientos propiedad de los Legionarios.

Ese mea culpa lo expresaron mediante una carta dirigida a los miembros y amigos de la Legión. En ella dicen que, al conocer la verdad sobre Maciel sintieron experiencias de shock, ira, negación y temor, de modo humano y espiritual.

Los dos sacerdotes dicen hablar en nombre del actual superior general de la Legión, el silencioso mexicano Álvaro Corcuera, y lamentan que su incapacidad de detectar, y luego de aceptar y remediar las fallas del padre Maciel hayan causado incluso más sufrimiento. Pero aun reconociendo los pecados de Maciel, los Legionarios dicen no poder hacer en este momento declaración precisa sobre los eventuales hijos de su fundador. En cualquier caso, aseguran que como institución, como familia e individuos, este inesperado vuelco de los eventos ha sido traumático. En especial porque desconocían los abusos cometidos por quien muchos creían un santo digno de los altares. No sabíamos toda la verdad, no la sabemos aún y nueva información puede seguir saliendo a la luz, explican. Piden disculpas a las víctimas, a todos  aquellos que han sufrido o se han escandalizado por las acciones del fundador, por sus fallas humanas.

Además de reubicar la memoria de Maciel, esperan controlar y evitar que se repitan hechos tan lamentables y así proteger a los niños. De igual forma, ofrecen administrar profesionalmente los bienes de la institución.

Y en esa andábamos cuando el Vaticano salió con que los curas no son pedófilos sino efebófilos; que los casos de pederastia y abusos sexuales en el seno de la Iglesia católica son los mismos o menores que los que suceden en otros ámbitos religiosos. Lo dice el arzobispo Silvano Tomasi, observador permanente del Vaticano ante la ONU, quien señaló que “dentro del clero católico, sólo entre 1.5 y 5 por ciento de los religiosos ha cometido actos de ese tipo, mientras la proporción es mucho mayor entre los familiares, cuidadores, amigos y parientes de las víctimas.

Incorporando un matiz inédito, agregó: no se debería hablar de pedofilia sino de homosexuales atraídos por adolescentes. De todos los curas implicados en casos de este tipo, entre 80 y 90 por ciento pertenecen a la minoría sexual que practica la efebofilia, es decir, los que tienen relaciones con varones de los 11 años a los 17.

Tomasi respondió así a las críticas vertidas por Keith Porteous Wood, miembro de la Unión Internacional Humanista y Ética, que acusó a la Iglesia de tapar los abusos a menores y de violar varios artículos de la Convención de Derechos del Niño. El arzobispo rechazó que la responsabilidad principal se dé entre los católicos, y citó estadísticas del periódico Christian Science Monitor, que muestran que las iglesias de Estados Unidos más afectadas por los abusos son las protestantes y que en las comunidades judías es también un hecho frecuente.