La riqueza cultural maya, en particular sus aportaciones a la astronomía –como un calendario que incluía el cero y predicciones exactas de eclipses–, son el eje de la producción El universo maya, la cual fue presentada mundialmente ayer en el planetario Luis Enrique Erro del Instituto Politécnico Nacional (IPN), la cual contó con la presencia del Premio Nobel de Física 2006, George Smoot.

La película, que durante 34 minutos traslada al espectador a Chichén Itzá y a los logros astronómicos y la riqueza de colores de los edificios del mundo maya, fue realizada mediante escaneo láser tridimensional y técnicas computarizadas de imágenes, explicó el director Jianan Wong.

En entrevista, Wong agregó que la obra tardó más de tres años en producirse, dos de los cuales se inviertieron en elaborar el guión y uno en la filmación.

La exhibición será abierta al público a partir de hoy y también se proyectará en más de 600 planetarios digitales de Estados Unidos, Latinoamérica y Europa.

Con una explosión de colores e imágenes de un realismo sin precedente, El universo maya –con narración de Lila Downs– muestra la ciencia, el arte y la mitología de esa cultura, en una proyección a domo completo, lo que genera en el espectador la impresión de estar inmerso en las imágenes.

Asimismo, transporta a los asistentes a las selvas de México, donde se construyeron ciudades y templos alineados a los movimientos de el Sol, la Luna y los planetas, y subraya la precisión con que esta cultura predijo eclipses, solsticios, equinoccios, patrones climáticos y movimientos planetarios.

La producción –explicó Jianan Wong– fue realizada por especialistas del Chabot Space and Science de California. La finalidad no es sólo educar, sino también entretener, dijo, e hizo hincapié en que todo lo que proyecta cuenta con el respaldo de información proporcionada por historiados, arqueólogos y especialistas en astronomía.

La obra contó con el financiamiento de la Fundación Nacional de la Ciencia, la Fundación Alfredo Harp Helú y el Politécnico. Este último posee los derechos de distribución y comercialización en México, Centro y Sudamérica; su costo total fue de aproximadamente 2.5 millones de dólares.  

Capturar el alma

Por su parte, en conferencia de prensa luego de concluida la presentación mundial del trabajo, Konda Mason, productora de la obra, destacó que el propósito fue mostrar una visión real de la cultura maya, capturar el alma y el corazón de sus hombres.

El Nobel Smoot comentó: Me impresiona mucho la precisión con que los mayas realizaron las observaciones astronómicas. Entendían que los eclipses lunares ocurrían cada 18 años; esto sólo se logra gracias a una cultura sabia. Chichén Itzá fue uno de los puntos primordiales (de desarrollo) en matemáticas y en la astronomía, por eso le dimos este enfoque, comentó.

Cynthia Ashley, gerente del proyecto agradeció al Instituto Nacional de Antropología e Historia las facilidades proporcionadas para la realización de la obra, e indicó que lograr la conjunción entre la ciencia maya y la contemporánea fue un reto.

Aunque en la proyección hay algunas licencias creativas, éstas guardan un equilibrio con el antiguo conocimiento maya, dijo. Tenemos la ciencia precisa y al mismo tiempo entretenemos, asentó.

El productor ejecutivo del audiovisual, Alexander Swissler señaló que es importante que el mundo conozca las grandiosas aportaciones de los mayas a la astronomía, sus predicciones sobre eclipses, el estudio de los puntos cardinales, sobre las mejores épocas para las cosechas, lo cual la coloca como una de las culturas más adelantadas.

Smoot, quien dictó posteriormente la conferencia Cuentos mayas y cosmología, aseveró que es necesario reconocer el enorme acervo de conocimientos heredados por los mayas, ya que aún sin tener equipos o tecnologías avanzadas –a diferencia de las existentes actualmente– pudieron descifrar mecánicas celestes que sentaron las bases para una profundización de la astronomía.

A la presentación concurrieron el director general del Instituto Avanzado de Cosmología, Axel de la Macorra Pettersson, y el secretario de Servicios Educativos del IPN, Héctor Martínez Castuera.