Opinión
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Upton Sinclair en el México de hoy
A

unque fueron escritos hace casi 100 años, dos libros del escritor Upton Sinclair son de gran utilidad para comprender lo que sucede en el México de hoy. Uno es La Jungla, publicado por primera ocasión en 1906. El otro es La ficha de bronce: la prostitución del periodismo, aparecido originalmente en 1919. La actualidad de ambas obras dentro de nuestro país es estremecedora.

Upton Sinclair nació en Estados Unidos en 1878 y murió 90 años más tarde. Escribió 92 libros y 29 panfletos. En 1947 ganó el premio Pulitzer. Promovió el movimiento en la literatura y el periodismo de Estados Unidos conocido como muckrakers (escarbadores de la basura), caracterizado por la producción de obras de fuerte crítica social. Se involucró en experimentos sociales, apoyó económicamente –y vivió– en cooperativas y promovió el consumo de comida sana. Hombre de izquierda, fue candidato a gobernador por el Partido Socialista en 1926 y 1930, y por el Partido Demócrata en 1934.

No obstante la calidad de su obra, sus escritos han sido relativamente olvidados. Sin embargo, su nombre se reactualizó recientemente a raíz de que la película Petróleo sangriento, de Paul Thomas Anderson, ganó el Óscar a la mejor actuación. La cinta está inspirada en la obra Oil! (¡Petróleo!), de Upton Sinclair.

Junto con su esposa apoyó el rodaje del filme ¡Que viva México!, del director ruso Sergei Eisenstein. Influyó en la formación literaria de Carlos Monsiváis y en su compromiso con la crónica.

La Jungla es su novela más conocida. En ella describe las graves condiciones de trabajo y sanidad dominantes en los rastros y empacadoras de carne estadunidenses, donde la mayoría de los obreros eran inmigrantes provenientes de Europa oriental. Para escribirla, pasó siete semanas viviendo en los mataderos de Chicago y haciendo visitas clandestinas a los frigoríficos. El libro se convirtió en bestseller después de su publicación, en 1906.

Las semejanzas entre la narración de Upton Sinclair y lo que acontece con los puercos en Granjas Carroll en Perote, Veracruz, son aterradoramente sorprendentes. Como se recordará, la filial mexicana de la trasnacional Smithfield ha sido señalada por distintos estudios científicos como epicentro de la epidemia de gripe A/H1N1 que sacude al planeta.

Escribe Sinclair en La Jungla: El cerdo tenía cadenas en las piernas. De repente, se abalanzaba sobre él, agarrándole la pierna. La máquina agarraba el cadáver del cerdo del suelo y después lo ponía en el segundo nivel, pasando por una máquina maravillosa con muchos raspadores que se ajustaban al tamaño y a la forma del animal y lo echaba por el otro lado con casi todo su pelo afeitado. Luego, pendiendo de otra máquina, daba un paseo sobre un carro, ahora pasando por dos líneas de hombres, quienes estaban sentados en una plataforma elevada, cada uno haciéndole su trabajo específico al animal muerto cuando pasaba. Uno rasgaba el exterior de una pierna, el otro el interior de la misma. Con un golpe rápido y preciso le cortaba el cuello; con dos golpes más lo degollaba, cayendo la cabeza al suelo y desapareciendo en un hueco. Aún otro hacía una larga incisión; el segundo abría el cuerpo más anchamente; un tercero, con una sierra, le cortaba el esternón; el cuarto le aflojaba las entrañas; el quinto se las quitaba. Había hombres para rasgar cada lado y otros para rasgar el lomo; había hombres para limpiar adentro, para revolverlo y limpiar todo el cuerpo. La descripción del proceso de trabajo sigue siendo válida en México 103 años después de la publicación en Estados Unidos.

De enorme actualidad es también La ficha de bronce: la prostitución del periodismo. Basta ver cómo se ha portado la mayoría de la prensa con los trabajadores del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) para constatar que poco ha cambiado la práctica del periodismo

Upton Sinclair publicó con sus medios La ficha de bronce en 1919, ya que no pudo encontrar una editorial comercial que lo hiciera. Durante los primeros 10 años imprimió 150 mil ejemplares. The New York Times se negó a que la obra fuera anunciada en sus páginas.

Según el autor, es el libro más importante y peligroso que jamás he escrito. La tesis central, demostrada con múltiples ejemplos que nunca pudieron ser refutados, es que el periodismo estadunidense es una institución de clase que sirve a los ricos y menosprecia a los pobres. Allí desarrolla una analogía entre los periodistas y las prostitutas, analizando la agenda, ideología y políticas de las elites que poseen y controlan los medios de comunicación. Sostiene que la perversión de la prensa y la traición a la opinión pública no es casualidad, sino hechos deliberadamente planeados e instrumentados.

De acuerdo con el escritor estadunidense, el periodismo sigue esta simple y elemental regla: si los huelguistas son violentos, los cables los registran, pero si los huelguistas no son violentos se quedan fuera de los cables, con este sencillo artificio se logra que las nueve décimas partes de las noticias telegráficas que se lean acerca de la huelga sean noticias de violencia, y, así se graba irrevocablemente en el cerebro la idea de la asociación entre ¡huelgas-violencia! violencia-huelgas. Cualquier parecido con lo que se ha hecho con los electricistas del SME en buena parte de la prensa nacional es pura casualidad...

Desafortunadamente, es muy difícil encontrar la versión castellana de La ficha de bronce. Fue publicado hace años como parte de la colección dirigida por Gregorio Selser en Editorial Palestra y no ha sido reditado. La versión en inglés puede consultarse en: http://chss.montclair.edu/english/furr/hj/sinclairtbc.pdf

A pesar de los años transcurridos desde que sus libros fueron escritos y de su relativo olvido, Upton Sinclair es un escritor de gran actualidad; uno que nos recuerda qué tan cercanos se encuentran el buen periodismo y la literatura.