Interpretó algunos temas de su nuevo álbum y luego hizo un recorrido por su discografía
Lunes 7 de diciembre de 2009, p. a17
Ely Guerra apareció en el escenario y el público la recibió de pie, en un teatro Metropólitan con localidades agotadas. Así se mantuvo, de pie, durante todo el concierto de más de dos horas.
La intérprete de rock arrancó con Stranger, incluida en su nuevo disco Hombre invisible. “Soy una stranger”, cantó Guerra. Aunque de desconocida o forrajera no tenía nada esa noche del sábado. Ahí había puro seguidor suyo, que cantó, brincoteó y bailó las piezas conocidas y escuchó las de la nueva producción, sin sentarse, al menos los que estaban en el primer piso del teatro.
La guapa e intensa Ely, en un vestidito rojo que la hacía parecer capullo o pastelillo, según el punto de vista, agradeció al público que aceptara
las canciones de Hombre invisible, que aún no sale a la venta. El nombre del álbum proviene de que pidió a varios músicos que le dieran una secuencia armónica y a partir de ella compuso las canciones. Por mencionar tres que tocó esa noche, Lento funeral fue inspirada por el flautista Horacio Franco; Lontano, por el español Enrique Bunbury, y Bumerán, por el argentino Pablo Gigliotti, quien estaba presente en el concierto.
Más allá de unas siete canciones del nuevo álbum, hizo un extenso recorrido por su discografía de finales de los años 90 y primeros del milenio, e incluyó un par de las canciones en inglés. Una tras otra fueron cantadas por los presentes, como Ángel de amor, recibida con gritos y coreada por todos: Te quiero, te extraño/ no sé qué más decir, sólo te quiero aquí/ deseo tus manos/ para poder sentir, sí
. Durante Lucrecia y Rigoberto, inspirada en una novela de Mario Vargas Llosa, una pareja de hombres bailaba con pasitos norteños, en el pasillo central del teatro.
“Es cierto, el dolor tiene onda, pero tiene más onda divertirse… pero tiene más onda conocer el camino propio… y tiene mucha más onda no traicionarse”, dijo Guerra, nacida en Monterrey (cuando su padre, el futbolista Alberto Guerra, estaba en el Club de Futbol Monterrey), criada en San Luis Potosí y Guadalajara (cuando su padre jugó en el Atlético Potosino y dirigió el Club Deportivo Guadalajara) y que ahora radica en la ciudad de México.
Festejo para todos, dijo
Éste es un verdadero festejo para todos nosotros
, dijo la cantante. Y sí, se veía que la estaba pasando bien. Bailaba en sus zapatos de tacón, se echaba al piso y ahí se retorcía, se levantaba, tomaba la guitarra rosa, tocaba unos acordes y se la aventaba al ayudante, que entraba y salía del escenario, cachando guitarras y desenredando cables…
Y cuando llegó al cierre del concierto volvió a decirlo de otra manera: “Yo sé que ha sido una noche excepcional... Yo sé que como mi cabello es la vida. Nosotros, los Elys Guerra, estamos profundamente agradecidos, les deseamos mucho amor.
¿La vida es como su cabello? ¿Que cambia de estilo y tono a cada rato? ¿Qué requiere de un laborioso arreglo? A saber. Esa noche estaba peinado en chinos güeros, cuidadosamente alborotado.
Los Elys Guerra
son: Miguel Hernández (bajo), Damián Gálvez (guitarra), Hernán Hecht (batería) y Nicolás Santilla (teclados).