A partir de Johann Kaspar Lavater, reverendo suizo que vivió en el siglo XVIII, la escritora mexicana Ana Clavel da vida ficticia al dibujante de sombras Giotto de Winterthur, quien en su novela reciente se hace devoto de una religión propia que es el arte y de una suerte de sensualismo que lo lleva a buscar en el cuerpo amado de la mujer, la clave para la exploración de los sentidos y de la belleza.

En entrevista, la autora explicó que la escritura de El dibujante de sombras, editada por Alfaguara, ”refleja un ambiente de época, un mundo de pasiones y laberintos intrincados como en los corazones que los hacen palpitar, pero de un modo esencial, como si cada capítulo fuera una pincelada de vida”.

Detalló que la historia ambientada en el siglo XVIII muestra las pasiones que aquejan a hombres y mujeres de todos los tiempos, ya que somos mucho más animales y seres en sombra de lo que estamos dispuestos a reconocer.

La alquimia de la creación

El protagonista, De Winterthur, del dibujo de sombras pasa a imágenes capturadas con la cámara oscura, intentando así las primeras fotografías, que todavía no se podían fijar porque no había los procesos químicos y así se enfrenta a la alquimia de la creación.

“Giotto de Winterthur –relató la escritora– vislumbra su permanencia en la cámara oscura que fábrica con dimensiones de una cabaña, como si fuera un vientre que da origen a una identidad propia, y esto está relacionado con una indagación acerca del deseo como una potencia, por eso en la novela se afirma que el deseo es la luz enceguecedora, porque en un principio es una fuerza que deriva búsquedas que te permiten conocer otras facetas.”

Anónimo, desnudo femenino, ca. 1850, ilustración incluida en el libro de Clavel

En la historia, el protagonista se abre a sus deseos, a sus propias sombras y cae seducido por la belleza, la pasión y la entrega al amor. Cuando una de las gemelas que aparece en la novela ingiere sales de plata para transformar su cuerpo en un gran lienzo fotográfico, donde Giotto imprime imágenes, se funden en el deseo, en el arte, en una religión como un hedonismo, un misticismo relacionado con la sensibilidad y la creación.

El deseo es el hilo conductor de la historia de finales del siglo XVIII en Suiza, sobre el aprendizaje de un joven dibujante que descubre el mundo de sombras y posteriormente incursiona en otras formas de búsqueda artística y de sus pasiones personales.

Clavel, escritora de libros de cuentos como Fuera de escena, Amorosos de atar y Paraísos trémulos, manifestó que el hombre se guía por sus deseos de una manera genuina y esto le permite erigirse como un ser soberano, capaz de romper con ataduras que limitan su autonomía.

Al referirse a los personajes de su novela, Clavel dijo que experimentan sensualidad y erotismo, porque los laberintos intrincados en el corazón del hombre y la mujer pasan por la huella corporal, por la exploración de los sentidos.

Así como nos habitan sombras, también el conocimiento siempre pasa a través del cuerpo. No concibo la existencia de un personaje sólo como entelequia pensante, y forzosamente lo veo en actividades más corporales y materiales que le dan peso en la historia.

Ana Clavel consideró que el estado de la sombra es la representación más pura de esa búsqueda de conocimientos, porque en realidad somos desconocidos para nosotros mismos, pues de pronto actuamos de formas insospechadas.