Madrid, 13 de marzo. La ciudad de Valladolid se volcó el sábado para despedir al escritor Miguel Delibes, uno de los más grandes nombres de la literatura española contemporánea, quien falleció el viernes a los 89 años de edad.

Miles de personas salieron a las calles de la capital vallisoletana para dar el último adiós al literato, quien deja atrás una premiada carrera literaria caracterizada por la pureza lingüística, el amor a la naturaleza y la sensibilidad hacia los desfavorecidos.

Algunos de sus nietos sacaron el féretro con los restos del escritor de la Casa Consistorial, donde se había instalado la capilla ardiente, por la que desfilaron más de 26 mil personas, según el canal TVE, y los trasladaron a la catedral, donde se celebró un servicio fúnebre.

El silencio solemne de los vallisoletanos se vio interrumpido por aplausos espontáneos al paso del ataúd, según mostraron las imágenes de televisión.

Los últimos años, tenía su ilusión más puesta en la otra vida que en esta, y seguro que le hubiera emocionado ver tanto afecto, tanto cariño, dijo su hijo Germán Delibes al culminar el acto fúnebre en la catedral de Valladolid.

Delibes, humanista, gran aficionado a la caza y la pesca y autor de obras como Cinco horas con Mario y La sombra del ciprés es alargada, vivía retirado desde hace años en su ciudad natal.

(Hemos venido) a recordar a un maestro y al gran escritor y magnífico usuario de la lengua española, dijo un hombre no identificado a la emisora Radio Nacional de España.

“Con él descubrí la lectura hace como 38 años, con la Hoja roja, obra que me impresionó bastante. Una pena, una auténtica pena,” declaró otra asistente a la despedida.

La familia Delibes estuvo arropada por multitud de vecinos y de personalidades, como la vicepresidenta del gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, y la ministra de Cultura, Ángeles González Sinde.

Entre los más de 50 títulos publicados a lo largo de su carrera destacan novelas como El camino, El príncipe destronado, El disputado voto del señor Cayo, Las ratas o Los santos inocentes, todas ellas adaptadas al cine y que suponen una radiografía social de la España de la segunda mitad del siglo XX, por su habilidad para trasladar al papel el habla de la gente.

Delibes era miembro de la Real Academia de la Lengua, doctor honoris causa por varias universidades, y ganó, entre otros, el Premio Cervantes, el Príncipe de Asturias de las Letras, el Nadal, el Nacional de Literatura y el de las Letras Españolas.

Sus restos descansarán, según diversos medios, en el Panteón de los Hombres Ilustres de Valladolid, junto a José Zorrilla o Rosa Chacel, adonde el escritor solicitó que trasladaran también a su esposa Ángeles, cuyo fallecimiento, en 1973, lo hundió en una depresión que hizo que abandonara la escritura durante unos años.