La Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF) se pronunció por no estigmatizar a los jóvenes llamados ninis (ni estudian ni trabajan), ya que si no tienen acceso a esas oportunidades no es por gusto, sino que existe un contexto económico, social y cultural que explica por qué se colocan en esa situación.

El presidente del organismo, Luis González Placencia, señaló que la juventud se ha convertido en el sector privilegiado de victimización al estar excluido de las posibilidades reales de acceder a la escuela, la salud y un empleo.

En entrevista para este diario, luego de presentar el libro La juventud mexicana: una radiografía de su incertidumbre, el ombudsman capitalino hizo un llamado a no utilizar más la denominación ninis, porque además de estigmatizante es acrítica y hace parecer el fenómeno como producto de la voluntad de esos mismos jóvenes.

En el caso de la ciudad de México, agregó, el gobierno debe cambiar la visión de la política dirigida a la juventud y plantearse una nueva, basada en los derechos humanos, y abandonar la asistencial, que genera dependencia y la utilización de ese sector por las mismas autoridades.

Pedro José Peñaloza, autor del citado libro, manifestó que los llamados ninis son en realidad desafiliados institucionales, que llegan a esa situación a consecuencia de una política pública de exclusión, marginación y falta de oportunidades. Es decir, no existen para las instituciones formales, pero sí para el circuito de la criminalidad.

El doctor en ciencias penales y política criminal planteó la necesidad de crear un nuevo pacto social que tenga como eje vertebral la cero tolerancia a la desigualdad, pues en México hay casos como que sólo 16 por ciento de los jóvenes que trabajan tienen seguridad social; además, la falta de empleo ha llevado, en los últimos 10 años, a un millón 800 mil jóvenes con licenciatura, maestría o doctorado a emigrar a Estados Unidos.

Agregó que de los 2 millones 300 mil niños que cada año ingresan a la primaria, sólo 20 mil llegan a la universidad; el resto, apuntó, se van al comercio informal, a la criminalidad o al vecino país del norte.

Estos datos, agregó el que fue funcionario del Gobierno del Distrito Federal en el sexenio de Cuauhtémoc Cárdenas, señalan que en México hay una persecución de los jóvenes no sólo por su condición económica, sino, sobre todo, por su condición de ser jóvenes; de allí que haya una agresión sistemática contra su forma de vestir, actuar y hablar.