El descubrimiento del Cinvestav-Irapuato, revolución en la producción agrícola mundial
El equipo de científicos encontró que el prótido Argonauta 9 ordena a las células cómo y cuándo deben reproducirse
, explicó Jean Phillipe Vielle, quien encabeza la investigación
Viernes 26 de marzo de 2010, p. 2
Científicos del Laboratorio Nacional de Genómica para la Biodiversidad del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) Irapuato descubrieron una proteína que permite controlar la reproducción vegetal, con lo cual, a partir de este hallazgo, se podría inducir la clonación natural de la plantas. Con este descubrimiento plantas sexuales podrían reproducirse de manera asexual, lo que implicaría una revolución en la producción mundial y, por consiguiente, tendría fuerte impacto en la industria semillera trasnacional, la cual genera ganancias de 36 mil millones de dólares anuales.
En conferencia de prensa, el científico Jean Philippe Vielle Calzada, quien encabeza esta investigación, explicó que su equipo de trabajo encontró en la planta Arrabidopsis tahliana (hierba forrajera) una proteína llamada Argonauta 9, que cuando se desactiva produce múltiples células reproductivas en el óvulo de la planta. Este proceso representa el origen de la apomixis, es decir, la reproducción asexual del vegetal.
A diferencia de una planta sexual –donde una célula reproductiva única se junta con una célula reproductiva masculina y dan semillas–, en la apomixis las múltiples células que se forman en el óvulo no necesitan unirse a una célula reproductiva masculina para reproducirse, por eso la reproducción asexual crea semillas genéticamente idénticas.
Argonauta 9 es una proteína que se dedica a desactivar genes a partir de su interacción con pequeñas moléculas de ADN. En realidad se comporta como regulador maestro que controla el destino de las células y les ordena cuándo y cómo deben convertirse en células reproductivas.
A partir de la manipulación de la proteína Argonauta 9 y de este hallazgo, el cual fue publicado en la revista científica Nature, este equipo de investigación buscará inducir el misterioso proceso de apromixis que, de lograrlo, provocaría un impacto de gran magnitud en la industria semillera internacional y en la producción agrícola.
Sostuvo que el mercado de las semillas existe porque las compañías productoras venden cada año a los agricultores y campesinos del mundo semillas genéticamente mejoradas. Éstas, de tipo híbrido, son adquiridas por el agricultor, que sólo las puede utilizar un año con las características deseadas, ya que en una segunda generación las semillas pierden sus cualidades y, por lo tanto, su valor agronómico.
En cambio, semillas reproducidas por la apomixis fijan estas características y el campesino podría utilizarlas por años con resultados idénticos a los obtenidos por una semilla mejorada de primera generación.
Lograr semillas de cultivo agrícola por apomixis sería extraordinariamente valioso, ya que permitiría que la semilla mejorada permaneciera así durante múltiples generaciones sin que los agricultores tengan que comprar más año con año.
Aunque esta investigación hasta el momento sólo ha sido estudiada en la Arabidopsis tahliana, Vielle Calzada asegura que todo apunta a que la proteína cumple la misma función en todas las plantas, por lo que podría aplicarse en vegetales como el frijol, el maíz o el jitomate. Sin embargo, advirtió que llevar este descubrimiento al campo de cultivo tardará entre cinco y 10 años.