a evocación al poeta Jaime Sabines no se refiere al amor, sino que parafrasea la etapa actual de la guerra desatada contra el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
Las noticias que han llegado de Chiapas en los meses recientes nos hablan de crecientes conflictos, aparentemente sociales
, entre fuerzas antagónicas a las bases zapatistas en las juntas de buen gobierno, cuyo eje es la recuperación de las tierras ocupadas desde 1994, y en los que los gobiernos federal y estatal aparecen como falsos mediadores
.
Por aquellos años el gobierno federal destinó recursos para indemnizar a quienes se ostentaban como propietarios sin que jamás se presentara un informe claro respecto de los sobreavalúos que fueron cubiertos. Eran los días, se suponía, que se estaba abriendo el camino para el diálogo y atender las causas justas que dieron origen al conflicto armado en Chiapas.
A finales del año pasado se presentaron diversas situaciones (¿premonitorias). Por una parte se anunció que se legislarían las juntas de buen gobierno a petición de algunos de sus representantes
; sin embargo, éstas denunciaron de inmediato que no conocían a los supuestos voceros y que no tenían interés en ser reconocidos, pues ya habían pasado por la experiencia de 2001, cuando los tres poderes dieron portazo al diálogo.
Los días siguientes corrió el rumor en Chiapas de que el EZLN preparaba un enfrentamiento armado, y semanas después, casi al terminar ese año, el gobernador Sabines presentó una iniciativa de ley sin consulta previa, contraria a algunos instrumentos internacionales en materia indígena, la cual fue aprobada, pero, ante las reacciones en contra se decidió que el gobierno no la promulgara; todo pasó en silencio, no la vetó exponiendo razones. ¿Cuáles podía alegar si era suyo el proyecto? Simplemente la congeló
.
Sin embargo, las erráticas maniobras oficiales sobre la relación con las bases zapatistas no auguran que se llegue a buen puerto y, en cambio, la tensión se incrementa, por lo que especialmente en Europa se han desplegado campañas de solidaridad con los zapatistas en las semanas recientes, mientras que en México estamos virtualmente saturados ante tanto conflicto que se vive en todo el país y no se ha prestado la debida atención a la situación de Chiapas.
Que la dirigencia zapatista esté en silencio y el calderonismo los haya omitido en el discurso público, no significa que el aparato de inteligencia del Estado se inmovilice.
Es de suponer que de su trabajo sucio provenga el material que el pasado 27 de marzo el periódico Reforma, cual cereza de pastel envenenada e irresponsabilidad manifiesta, dedicó sus ocho columnas al EZLN y en especial al subcomandante Marcos, y esta vez el asunto cobra dimensiones sumamente peligrosas.
A partir de un escrito de un supuesto desertor del que publican una parte, pues anuncian que tiene 83 páginas, enfatizan el armamento con que cuentan los zapatistas y dan cifras sobre los recursos financieros que reciben, afirmando de forma temeraria que provienen de ETA. Junto con ello, publican una foto que atribuyen al subcomandante Marcos sin capucha y de una serie de personas que, según afirman, formarían parte de la estructura de esa organización.
Por otra parte, ¿qué podemos suponer que hay detrás al vincular al zapatismo con una organización como ETA? ¿Por qué se omite el deslinde público que el sup Marcos hizo respecto de toda forma de terrorismo, venga de donde venga
, en un conflictivo intercambio de misivas con la propia ETA? (La Jornada, 9/12/02).
Por lo pronto, esta acusación también criminaliza a las organizaciones no gubernamentales europeas que han venido apoyando económicamente a las juntas de buen gobierno y esto las coloca en la mira del Estado español.
El asunto no es menor, ya que de inmediato se evoca aquel 9 de febrero de 1995, sólo que esta vez no sabemos si el golpe será sólo mediático o si es un anuncio previo de acciones mayores del Estado, lo cual no podemos descartar.
Es de suponer que la Comisión de Concordia y Pacificación (Cocopa) justifique su razón de ser e indague con los organismos de seguridad nacional y dé a conocer el transfondo de este golpe mediático. Que los zapatistas cuenten con armas no es noticia, el hecho relevante es que han respetado el cese al fuego desde 1994. La aún vigente Ley para el Diálogo, la Negociación y la Paz Digna en Chiapas le reconoce esa índole al EZLN; justamente si el diálogo hubiese fructificado la fase final sería el desarme, pero tal proceso está suspendido, pues formalmente sólo correspondería a la Cocopa la declaración de que se ha roto. Por ello es importante enfatizar en este momento que el zapatismo continúa protegido legalmente. Ojalá el calderonismo no se equivoque y el movimiento social en México reaccione a tiempo para impedirlo. Es urgente volver los ojos a Chiapas en estos días no tan santos. En todo caso, nuestro silencio será cómplice.