Culiacán, Sin., 30 de marzo. La Procuraduría General de la República (PGR) determinó que el homicidio de seis comuneros de la presa Picachos, ocurrido en un enfrentamiento entre narcotraficantes el pasado 20 de marzo en el municipio de Elota, fue un hecho fortuito que no buscaba reprimir al movimiento.

Las pesquisas de la Procuraduría General de Justicia de Sinaloa, y las turnadas a la fiscalía federal, indican que por casualidad la camioneta tipo Lobo color rojo en la que viajaban los campesinos a Culiacán, quedó atrapada en medio del fuego cruzado en un enfrentamiento entre sicarios del cártel de Sinaloa en contra de presuntos zetas.

La investigación señalaque alrededor de 120 sicarios a las órdenes de Ismael El Mayo Zambada y de Joaquín El Chapo Guzmán se instalaron con 30 vehículos en diferentes puntos de la maxipista Culiacán-Mazatlán para aniquilar a Los Zetas.

Informes de la Policía Federal (PF) indican que en la zona cercana al municipio de Elota, supuestos miembros de Los Zetas se habrían movilizado al sur de Sinaloa para integrarse a las operaciones criminales de los hermanos Beltrán Leyva.

La refriega dejó nueve muertos, entre ellos los seis comuneros de la presa Picachos, y Carlos Armando Tirado Osuna, de 22 años de edad, quien portaba un uniforme falso de la Policía Federal; dos víctimas más quedaron calcinadas al interior de una camioneta. La PGR y la PGJE descartaron que los sicarios hubieran confundido con pistoleros a los desalojados de Picachos.

Se trata de un lamentable suceso en que la mala casualidad hizo que esta gente inocente pasara por el lugar en el peor momento, refirieron fuentes de la Procuraduría de Justicia sinaloense.

De acuerdo con las pruebas de balística, se utilizaron armas AR15 y AK47 por ambos bandos, las cuales han sido usadas en otros hechos violentos en el sur y centro de Sinaloa.