El cuento de nunca acabar
19 cadáveres por cada día de estancia en Los Pinos
n franca violación a sus propias normas, el gobierno federal mantiene abierto el registro de usuarios de telefonía móvil, no obstante que el plazo venció en el último segundo del pasado 10 de abril, y que la decisión oficial –avalada por el Senado de la República– fue una firme
negativa a otorgar prórroga. Al cierre de ese día, la Cofetel informó que 68 por ciento de tales usuarios se había dado de alta, pero 16 horas después (las 4 de la tarde del domingo, totalmente rebasada la fecha límite) elevó esa proporción a 70 por ciento, y como todo indica que se trata del cuento de nunca acabar, ayer la volvió a incrementar.
El titular de la Cofetel, Héctor Osuna, anda de buena vena, y así como a la violación de la confidencialidad de la CURP la calificó simplemente de bromas o mala fe
, ayer comparó el Renaut con lo que ocurre durante una jornada electoral, cuando las casillas han de cerrar a las 6 de la tarde; sin embargo, la ley prevé que si hay votantes formados en la fila, la casilla no puede cerrar hasta que haya votado el último en la fila
. Qué buen comparativo, salvo que el susodicho registro no es un proceso electoral y mucho menos permite usuarios formados en la fila
, de acuerdo con las generosas advertencias y chantajes divulgados por el gobierno federal, previos al vencimiento del plazo referido.
De cualquier suerte, la kermés de los números se mantiene 72 horas después de que oficialmente venció el plazo y concluyó el registro. Ayer la Cofetel comunicó que (se respeta sintaxis original) “el Registro Nacional de Usuarios de Telefonía Móvil concluirá mañana (hoy, con su respectivo sic) miércoles por la noche el procesamiento de 10 millones 912 mil 979 solicitudes en línea que se recibieron hasta las 23:59 del pasado sábado 10 de abril (el lunes aseguraba que eran 6 millones de solicitudes en fila)… hasta las 4 de la tarde del pasado domingo 11 de abril había recibido adicionalmente un millón 936 mil 669 solicitudes, que habrán de procesarse igualmente. Héctor Osuna Jaime, presidente de la Comisión Federal de Telecomunicaciones, invitó a los usuarios de telefonía móvil de todo el país que no han dado de alta su línea a que envíen el mensaje corto de texto (SMS) al 2877 con sus datos para inscribirse en este padrón y mantener activa su línea telefónica. Osuna Jaime precisó que la ventanilla de registro seguirá abierta mientras el Renaut siga procesando solicitudes que se encuentran en archivos batch”.
Siempre cuidadoso de los intereses ciudadanos, el Senado de la República rechazo categóricamente cualquier tipo de prórroga al registro de usuarios de telefonía móvil, pero todo indica que el presidente de la Cofetel se ha pasado por el arco del triunfo a los inquilinos de Xicoténcatl, porque, de acuerdo con su propio comunicado, el Renaut se mantiene abierto, activo y comprensivo, con ganas de reducir, así sea fuera del plazo legal, la voluminosa cancelación de líneas que se avecina (casi 27 millones), actitud que por lo demás haría comprensible la aparente sumisión de las empresas operadoras como Telcel y la originalmente rebelde y flamenca Telefónica a la firme decisión
del gobierno federal y Legislativo que lo acompaña, de no autorizar un minuto adicional
y de inmediato dar de baja a todo aquel que no aceptara engrosar el inventario de delincuentes en potencia ni acudir a la cita con la Policía Federal disfrazada de comisión reguladora.
En vía de mientras, el Banco Interamericano de Desarrollo y la Fundación Telefónica ofrecen un rápido viaje por América Latina y las empresas de telefonía móvil, no sin antes descubrir el hilo negro: el mercado latinoamericano está marcado por la presencia de grandes grupos trasnacionales entre los que destacan, tanto por su cuota de mercado como por su presencia en la región, la española Telefónica Móviles (que comercializa las marcas Movistar y Vivo20) y la mexicana América Móvil (que comercializa las marcas Telcel, Claro y CTI Móvil, entre otras). El resto de los operadores incluye filiales de Telecom Italia, France Telecom, Portugal Telecom y Millicom International Cellular. El mercado se completa con operadores nacionales, sean privados o de titularidad pública (como Ancel en Uruguay, o Movilnet en Venezuela). Las tecnologías celulares empleadas en América Latina han variado desde los primeros años de funcionamiento del servicio en función del país y, en ocasiones, según la estrategia de cada operador
.
Tal mercado, por el momento
, está centrado en los servicios de voz y los cada vez más pujantes mensajes cortos (SMS); otros servicios de datos continúan siendo minoritarios, aunque empiezan a estar disponibles las primeras redes 3G y 3.5G en la región (por ésta entiéndase Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, República Dominicana, Ecuador, México, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela, que concentran 92 por ciento de la clientela). En términos de cobertura demográfica, se observa que las redes de telefonía móvil en la región varían sensiblemente entre los extremos de Panamá (56 por ciento de población cubierta) y Venezuela (94 por ciento). Así, se puede calificar la penetración de la telefonía móvil en la región de aceptable a muy buena, aunque no llega en ningún caso a los niveles alcanzados en Europa, cercanos a 99 por ciento de la población
.
La mayoría de las líneas celulares en América Latina son de prepago, que generalmente implica mayores precios por minuto de comunicación. Los usuarios de rentas bajas son más proclives que la media a usar teléfonos en modalidad prepago con niveles por encima de 90 por ciento, salvo en el caso de Argentina, donde la encuesta llevada a cabo para el estudio refleja una tendencia al prepago que es sorprendentemente baja (74 por ciento). La percepción de los usuarios sobre el costo del servicio refleja un descontento mayoritario entre los usuarios de rentas bajas en Brasil (54 por ciento), que lo consideran excesivamente caro. Las cifras son un poco más bajas en México (38 por ciento) y Perú (35 por ciento)
.
Las rebanadas del pastel
Para el récord Guinness: 19 cadáveres por cada 24 horas de estancia en Los Pinos, hasta sumar 22 mil 700 muertos en la autodenominada guerra
contra el crimen organizado, y contando.