Presentaron Incursiones literarias, título del volumen más reciente del filósofo y académico
arroja luz sobre el pensamiento, el mundo y la naturaleza humana
Jueves 22 de abril de 2010, p. 5
Si algo muestra el libro Incursiones literarias es que al filósofo Adolfo Sánchez Vázquez nada humano ni nada literario le es ajeno.
De ello rindieron testimonio ayer los escritores Ana Mari Gomís, Adolfo Castañón e Ignacio Solares, durante la presentación del más reciente título publicado por el también catedrático y poeta de origen español, editado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
El acto tuvo lugar en el Aula Magna de la Facultad de Filosofía y Letras de esa casa de estudios –de la que Sánchez Vázquez, a sus 94 años, es profesor emérito–, y contó asimismo con la participación de la académica Raquel Serur y de Federico Álvarez como moderador.
Correspondió abrir la mesa a Adolfo Castañón, quien destacó que el mencionado volumen –integrado por una vasta recopilación de ensayos, crónicas, evocaciones, reflexiones y críticas literarios– da cuenta de corre-rías inhabituales
en la trayectoria de Sánchez Vázquez
Es decir, no acostumbradas o predecibles en un militante comunista, en un profesor de filósofía marxista que es a su vez poeta
, apuntó el escritor, y resaltó la capacidad que el autor revela en el volumen para abordar la literatura desde los discursos filosófico, ideológico y aun político.
Los asuntos tratados por Sánchez Vázquez en Incursiones literarias van desde el motivo de la decadencia del héroe, la novela picaresca y la utopía de El Quijote hasta autores más recientes, como Octavio Paz, José Revueltas, Jaime Labastida, Óscar de la Borbolla, pasando por grandes poetas como Garcilaso, Sor Juana, Federico García Lorca, Miguel Hernández, Pablo Neruda, León Felipe y Dámaso Alonso, sin faltar sus imprescindibles Marx, Engels y Lenin.
Con este libro, sostuvo Castañón, Sánchez Vázquez se presenta al lector como alguien que viene de otro lado, el campo de las ideas políticas, el de las ideas revolucionarias, el de la filosofía, el de la militancia y que decide incursionar en el espacio de la literatura, de la poesía, del arte para exorcizar mejor ese demonio de lo real, ese demonio de lo histórico concreto
.
No se puede vivir sin utopías
Para Anamari Gomís no hay mejor disciplina para adentrarse en la literatura que la filosofía. De allí que celebre la recopilación de textos del autor de Estética y marxismo: Su mirada filosófica traspasa el mundo de la ficción para mostrar, como dice Alfonso Reyes, la experiencia pura de lo humano
.
Más allá de su vinculación marxista, dijo Gomís, Sánchez Vázquez produce ensayos reveladores sobre una serie de textos literarios y sobre los escritores y sus posturas intelectuales y políticas.
La de este libro es una reunión de estudios ejemplares donde la filosofía se convierte en examen profundo, incisivo, de múltiples universos literarios que arrojan luz sobre el pensamiento, sobre el mundo y sus avatares, en definitiva sobre la naturaleza humana
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En su turno, Ignacio Solares subrayó que en la obra más reciente del filósofo “se nos ofrece la oportunidad de adentrarnos a los vericuetos de la creación literaria, la congruencia, la inteligencia humanística que caracterizan no sólo su trabajo filosófico y académico, sino también su trabajo poético y ahora lo corroboramos: sus brillantes incursiones literarias”.
El escritor, director de la Revista de la Universidad, destacó el valor filosófico y político del ensayo dedicado a Don Quijote como utopía, en el cual el autor reflexiona a partir del personaje cervantino sobre la imperiosa necesidad de la utopía en los tiempos actuales, “precisamente en un momento en que, lo sabemos, se nos han acabado las esperanzas, las utopías.
“Los fracasos de una utopía determinada, concreta, no condenan al fracaso a toda utopía. Lo que Cervantes insinúa, y ésa es otra de las grandes lecciones de El Quijote, es que una utopía como la suya fracasa si no se dan ciertas condiciones para su realización”, citó a Sánchez Vázquez.
“Este fracaso concreto al pretender realizar nobles ideas no significa por ello que hay que renunciar a la utopía en nombre del más crasso realismo; no se puede vivir sin utopías, como quieren los agoreros que hoy proclaman su fin. Y Cervantes, después del fracaso de su héroe, no renuncia a ella.”