Martes 27 de abril de 2010, p. 2
París, 26 de abril. Fuertes corrientes de las profundidades del océano Austral permiten a las aguas densas y frías subir rápidamente hacia el norte, según estudio que podría ayudar a establecer un mejor modelo de la evolución del clima.
El océano Austral desempeña un papel particular en el clima mundial, porque la potente corriente circumpolar antártica remueve las aguas de tres océanos (Atlántico, Indico y Pacífico), absorbiendo las corrientes calientes y redistribuyendo las aguas frías.
Los científicos ya sabían que las aguas de superficie, que después de contribuir a la formación del banco de hielo se quedan frías y saladas, se sumergían hacia los fondos oceánicos alrededor del continente Ártico.
Gracias a unos captores instalados a 3 mil 500 metros de profundidad a lo largo de 175 kilómetros, Yasushi Fukamachi (Universidad de Hokkaido, Japón) y su equipo midieron la fuerza de las corrientes del agua antártica de fondo que circula en el sentido de las manecillas del reloj.
Velocidad récord
Al este de la meseta de Kerguelen, cuando la corriente se escapa de la bahía de Prydz, las aguas alcanzan una velocidad media de más de 20 cm/segundo, récord a esta profundidad, según los estudios publicados por la revista científica Nature Geoscience.
Según las estimaciones de los investigadores, más de 12 millones de metros cúbicos de al menos cero grados son transportados cada segundo en dirección al Ecuador, compensados en parte por un flujo de agua antártica de fondo que vuelve a bajar hacia el polo sur.
El flujo neto de agua a menos de 0.2 grados Celsius que sale cada segundo hacia el norte alcanza una media de 8 millones de metros cúbicos.
Se trata de cuatro veces más que los datos ya recogidos (1.9 millones de metros cúbicos/segundo) en el caso de otro flujo saliente a altura del mar de Weddell hacia el océano Atlántico.