Contiene entrevistas con los involucrados, salvo los dos Escobar muertos: Pablo y Andrés
Miércoles 28 de abril de 2010, p. a10
Nueva York, 27 de abril. Un documental que se estrena en el Festival de Cine de Tribeca en Nueva York muestra a Colombia en una época de gloria –el auge de su selección de futbol de 1994–, pero inevitablemente opacada por la malevolencia asociada con el narcotráfico.
The Two Escobars, de los hermanos Jeff y Michael Zimbalist, reúne en 100 minutos alegría, emociones, desconsuelos y tragedia en una historia poco conocida fuera de la nación sudamericana.
Grandes sumas de dinero entregadas por los zares de la droga, incluido uno de apellido Escobar –el famoso Pablo–, ayudaron a promover las carreras de una generación de estrellas del futbol, entre ellas otro Escobar: el devoto y humilde Andrés.
Parte de serie de televisión
El documental, parte de la serie 30 for 30, del canal de televisión ESPN, contiene entrevistas de los principales involucrados, salvo los dos Escobar muertos: Pablo y Andrés.
El presidente de Colombia en ese entonces, César Gaviria; ex jugadores y agentes de futbol e incluso miembros encarcelados del círculo interno de Pablo Escobar aparecen frente a la cámara para hablar con libertad acerca de un momento catártico en la historia de su país. Quince años es tiempo suficiente. Ya no es muy peligroso hablar de ello
, dijo Michael Zimbalist.
Andrés Escobar nunca había anotado un autogol en su vida hasta la Copa del Mundo de 1994, cuando por accidente desvió un balón hacia la red de Colombia en una derrota 2-1 frente a Estados Unidos.
El gol eliminó a Colombia, equipo que ingresó al torneo con aspiraciones de ganar y que volvió a casa avergonzado.
Días después de regresar a su casa, en Medellín, Andrés Escobar fue asesinado por hombres que una noche rodearon su automóvil en turbias circunstancias.
Un guardaespaldas vinculado con uno de los enemigos de Pablo Escobar fue encarcelado, pero nadie quedó satisfecho a la luz de los hechos.
El documental examina la afluencia de dinero proveniente de las drogas a los equipos de Colombia. Los cárteles naturalmente gravitaron en torno a un negocio, ventas de boletos, que generó muchos de sus ingresos en efectivo a modo de lavar dinero.
Entonces, los clubes colombianos pudieron pagar para que sus estrellas se quedaran en casa y contratar extranjeros, lo que elevó el nivel de su futbol.
Pero el ingreso de dinero de las drogas también llevó a la corrupción, al arreglo de partidos y a la violencia dentro y fuera del estadio. Un árbitro fue asesinado cuando uno de los equipos de Pablo Escobar perdió un encuentro.
Esto coincidió con una inusual generación de talentos, ejemplificada por Andrés Escobar y otras estrellas como Leonel Álvarez y Carlos Valderrama.
Pero entonces los narcotraficantes cobraron su deuda. Las bandas rivales eran propietarias de clubes rivales y todos querían ver a sus estrellas en la selección.