El muralismo mexicano sigue vigente a 90 años de su surgimiento, y aunque existen nuevas propuestas, como el performance y la instalación, muestra los acontecimientos sociales del momento, e incluso en la actualidad se realizan festivales en el mundo para conocer la técnica del fresco, explicó Guillermina Guadarrama Peña, integrante del Centro de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas (Cenidiap), del Instituto Nacional de Bellas Artes.

Durante la inauguración de Los pioneros del muralismo: la vanguardia, en el Museo Mural Diego Rivera, la investigadora señaló que es vital mantener viva esa expresión, porque tiene como finalidad mostrar el acontecimiento del momento en paredes de centros o sitios comunitarios, en escuelas o edificios de gobierno o civiles. Permite expresar el reclamo de la sociedad.

Reconoció que han desaparecido muchos murales realizados en México en el siglo pasado, porque no fueron considerados patrimonio cultural, como los frescos de Gerardo Murillo, Dr. Atl, quien plasmó en los muros del segundo patio del Colegio Máximo de San Pedro y San Pablo en 1922, así como la obra de Carlos Mérida, La caperucita roja, que pintó en la entonces Biblioteca Infantil de la Secretaría de Educación Pública.

También recordó que existen muralistas como Luis Nishizawa, Leopoldo Flores, Ismael Ramos y Rafael Cauduro, quienes realizaron nuevos murales en las instalaciones de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

La muestra Los pioneros del muralismo: la vanguardia permanecerá abierta al público hasta septiembre como parte de los festejos del bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución mexicana; está integrada por 175 obras, entre fotografías, bocetos y documentos de nueve artistas que hicieron de esta escuela pictórica mexicana una plataforma visual internacional.

Obras de Roberto Montenegro, Gerardo Murillo, Xavier Guerrero, Fermín Revueltas, Jean Charlot, Ramón Alva de la Canal, Fernando Leal, Carlos Orozco Romero, Carlos Mérida y un cuadro de Emilio García Cahero conforman la exposición que, de acuerdo con la titular del Instituto Nacional de Bellas Artes, Teresa Vicencio, reitera el compromiso de revisar periódicamente las colecciones que tienen en custodia los museos de la institución, con la finalidad de releer los episodios más importantes de la historia del arte nacional.

Vicencio señaló que los artistas mencionados allanaron el terreno para el renacimiento del género muralístico e imprimieron su sello personal, los que de ahí en adelante, fueron emblemáticos. A este grupo pionero se le debe la recuperación de la pintura al fresco, la creación de un estilo mexicanista que habría de prodigarse en los muros que se pintaron posteriormente, agregó.

Guillermina Guadarrama indicó que la primera vanguardia artística en el México de la posrevolución fue el muralismo: Era algo nuevo y americano. Fue la consolidación de una iconografía que se venía gestando desde finales del siglo XIX, en la que el indígena, el campesino y sus costumbres eran tema de la obra artística.

Explicó que varios de los muralistas incluidos en la exposición colaboraron con Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros con su visión plástica en la construcción de este movimiento entonces vanguardista.

Las primeras sedes fueron la Sala de discusiones libres y los muros del patio del Colegio Máximo de San Pedro y San Pablo, conocido como el anexo de la Preparatoria, donde Roberto Montenegro, el Dr. Atl y Xavier Guerrero realizaron murales.

También en la Escuela Nacional Preparatoria, actualmente Museo del Antiguo Colegio de San Ildefonso, los muralistas Ramón Alva de la Canal, Fermín Revueltas, Fernando Leal y Jean Charlot pintaron frescos en sus patios.

La muestra Los Pioneros del muralismo: la vanguardia se exhibirá hasta septiembre en el Museo Mural Diego Rivera (Calderas y Colón, Centro Histórico).