Viernes 21 de mayo de 2010, p. 4
Washington, 21 de mayo. El resultado más destacado y concreto del encuentro entre los presidentes Barack Obama y Felipe Calderón fue lo logrado por una niña latinoamericana de siete años de edad.
En el único acto de esta visita de Estado que no estaba coreografiado y prefabricado, la niña latinoamericana de una primaria que se atrevió a preguntarle a Michelle Obama si era cierto que su esposo se está llevando
a los indocumentados y que su madre no tiene papeles
, logró lo que ni juntos han podido ambos mandatarios: evitar una deportación y una separación más de familias inmigrantes en este país, y poner el tema ante la atención nacional en términos humanos y elementales.
Autoridades del servicio de inmigración del gobierno federal informaron hoy que no realizarán ninguna acción de deportación contra la madre de la menor. “No soy una niña mayor, y no quiero quedarme sin nada… Mi mamá quiere papeles para poder estar aquí legalmente, para que no tenga que irse a Perú”, declaró la niña a Univisión poco después del acto.
El intercambio entre la niña y Michelle Obama dio la vuelta al país y al mundo, y fue un acto más destacado en algunos noticieros que la visita oficial. De hecho, ésta no figuró en las primeras planas de los principales periódicos de este país, y fue más imagen que contenido en alusiones brevísimas al encuentro en los noticieros televisivos nacionales. Con la excepción, por ejemplo, del Washington Post, que sí pone llamado, pero resaltando quiénes asistieron a la fiesta y cómo iban vestidos, y el hecho de que esta vez nadie se coló a la cena.
Pero, entre un intenso debate sobre una reforma financiera que ocupa enorme atención en esta capital, el derrame de petróleo en el Golfo de México y un escándalo más de dopaje de atletas profesionales, la visita aparentemente no calificó como principal
para los editores. La Casa Blanca tampoco usó la ocasión para un gran anuncio y, de hecho, es difícil detectar qué fue lo logrado en términos de acuerdos o iniciativas bilaterales nuevas al concluir las actividades oficiales.
Senadores y representantes no podían identificar en términos concretos si la visita de Calderón había cambiado en algo el debate sobre los grandes temas bilaterales, sobre todo el de inmigración y la lucha contra el crimen organizado. En entrevistas al concluir la presentación de Calderón en una sesión conjunta del Congreso, demócratas como el senador Bob Menéndez y representantes como Jorge Serrano y Silvestre Reyes coincidieron en que su presencia fue muy positiva
, y estaban complacidos por sus llamados a la promoción de una reforma migratoria, aunque señalaron que quienes ponen trabas son los republicanos. La presidenta de la Cámara, Nancy Pelosi, consideró que el de Calderón fue un discurso maravilloso
y tendrá un efecto muy positivo, pero rehusó detallar en qué o cómo.
Algunos influyentes senadores republicanos provocaron el interés de algunos noticieros, hambrientos de algo que reportar en esta visita, al criticar que Calderón, en su reproche sobre la ley en Arizona, y al instar al Congreso a tomar medidas para controlar la venta de armas peligrosas, como los rifles de asalto
, se había entrometido en la política interna de este país. El senador Jon Cronyn, de Arizona, se mostró sumamente molesto, y su colega de Georgia, Jeff Sessions, cuestionó si Calderón entendía bien la ley en Arizona y también consideró poco apropiadas sus palabras sobre el control de armas aquí.
A diferencia de las visitas de otros mandatarios, el mexicano enfrenta el desafío de que los temas centrales no son sólo de política exterior
, sino muchos están fuertemente vinculados con asuntos de política interna como el de los inmigrantes, la droga, las armas y la cultura.
Una de las principales preocupaciones entre quienes apoyan la actual estrategia bilateral de seguridad dentro y fuera del gobierno es que la percepción de la situación en México podría minar esta cooperación, y argumentan que uno de los objetivos y tal vez logros de esta visita era justo ajustar la percepción
del país vecino. Un nuevo informe que será emitido esta semana por el influyente senador Richard Lugar concluye que, aunque la Iniciativa Mérida está generando resultados, el riesgo es que el apoyo político para la cooperación ampliada podría no sobrevivir a las notas informativas diarias sobre brutales homicidios y secuestros
.
Hoy, el editorial del New York Times no se refiere a los dos mandatarios, sino a la valentía de estudiantes indocumentados que han emprendido acciones arriesgándose a la deportación, para demandar una reforma migratoria. Menciona a los cuatro estudiantes universitarios que caminaron durante cuatro meses desde Miami a Washington, como a otros más que ocuparon las oficinas del senador John McCain en Arizona, demandando lo mismo. ¿Quién más ha demostrado tal valentía en la larga lucha por la reforma migratoria?
, pregunta el editorial, señalando que ni McCain, ni tampoco Obama, que se mantiene en la generalidad, ni su gobierno en general, ofrecen medidas muy cautelosas para intentar mantener el apoyo del voto latino. La lucha por la reforma está estancada. Podrían ser actos simples de protesta los que enciendan un fuego
, afirma, recordando que así ocurrió con el movimiento de derechos civiles, hace medio siglo.