Madrid, 21 de mayo. Carlos Fuentes presentó hoy en la Casa de América de Madrid su novela más reciente, Adán en Edén.

Se trata de una obra que a pesar de la cadencia poética de su título se sumerge en las catacumbas del sistema político mexicano. La corrupción, el abuso de poder, la relación a veces incestuosa entre poder público y crimen organizado, así como los vicios ancestrales de un sistema que agoniza.

Adán en Edén (Alfaguara) tiene un personaje maldito, Adán Gorozpe, quien simboliza de alguna forma a parte de la clase política mexicana, la mayoría unos inútiles.

“Comparto y no comparto la pesadumbre que hay en México por el futuro. La comparto en la medida que siento que el sistema actual, el que nos ha gobernado en los pasados 75 años, está en crisis. Está a punto de desaparecer para ser sustituido por algo que desconocemos. No estoy comparando épocas ni pidiendo que surjan Madero y Zapata (¡y se lo digo además a La Jornada!).

“Pero hay que mirar que en México, en 1910, Porfirio Díaz celebró el centenario de la Independencia con grandes fastos, recibió telegramas de felicitación de Tolstoi, vinieron delegaciones de todo el mundo y dos meses después estalló la Revolución Mexicana. Es decir, que pasan cosas que no se pueden prever.

“Y yo no puedo prever qué van a hacer 60 millones de jóvenes con menos de 30 años que están preguntando qué voy a hacer, en qué voy a trabajar, cuál va a ser mi vida y quizá ni ellos mismos lo saben. Pero que va a pasar algo en un país con esta conformación demográfica y con 60 millones de jóvenes que se preguntan si se van a ir al narco o se van a ir a Arizona, pero de ahí los van a sacar a palos.”

Por superar duopolio televisivo

Fuentes añadió que el posible secuestro de Diego Fernández de Cevallos es una prueba más de la inseguridad en México y de la capacidad de las fuerzas criminales para ejecutar actos que no son castigados, pero además la criminalidad en México goza de una suerte de impunidad en virtud de que las fuerzas que podrían reprimirla son insuficientes.

Propuso una solución ruda contra el narcotráfico: una especie de colaboración entre distintos servicios de inteligencia de varios países para que actúen contra los capos con sus mismos métodos y sobre el terreno.

También se refirió a la actuación del Partido Acción Nacional (PAN) en sus 10 años al frente del Ejecutivo: No creo que el PAN esté hecho para el gobierno. Es un partido que fue fundado en 1939 como una fuerza de la oposición y siempre se consideró como tal. En ese año quién iba a creer que el PRI iba a ser desplazado del poder y no lo fue hasta 2000. Pero el PAN llegó descalzo a la Presidencia y nunca ha tenido una base popular. Es un partido de clase media, católico, minoritario en cierto modo pero que nunca ha aspirado a tener la base del PRI. Y de repente llega al gobierno sin esa base y los resultados son los que vemos; hay muy buenas intenciones, a veces, pero no existe la base popular para llevar a cabo las políticas.

Afirmó que otra cuestión pendiente es superar el duopolio televisivo. Esto es indispensable, si no se queda uno muy encajonado en una sola visión de las cosas. En México, por fortuna, la prensa todavía tiene un valor, está viva, es crítica y buena, pero en los medios de comunicación masiva tenemos que encontrar una apertura mayor. Espero que se logre porque si no vamos a quedar muy encerrados entre una especie de gueto informativo, como el que existe con Televisa y Televisión Azteca.