Martes 25 de mayo de 2010, p. 5
Mucho más que el encuentro es
el deseo incesante
que fabrica silencios.
El vacío no tiene solución,
tiembla entre
su continuidad y su ruptura.
La sangre
se mueve contra
las leyes del estar.
La piel que arde solita
orbita en universos, se
parece a un alma sin agua.
Los océanos de la razón
son espejismos del sueño sin sueño.
Nunca les crece la
verde ramita de lo que no fue.