El hallazgo abre el camino para crear la llamada vacuna antigripal universal, explican
Si el experimento con el microorganismo sin cabeza
funciona en las personas, revolucionaría la inmunización en ese campo, reportan investigadores de la Escuela de Medicina Mount Sinai, en NY
Berlín. El mundo recuerda hoy el centenario de la muerte del premio Nobel de Medicina Robert Koch, médico alemán que en 1882 descubrió el bacilo de la tuberculosis y se convirtió en el padre de la bacteriología y la microbiología moderna. Koch, quien también descubrió el bacilo del cólera en 1883, demostró que las enfermedades no estaban provocadas por espíritus malignos, con lo que dejó a la humanidad un legado de sabiduría médica y una serie de métodos que aún hoy siguen siendo imprescindibles. La tumba de este profesor, que alcanzó la fama mundial en 1882, sigue siendo muy especial en Berlín. No se encuentra en un cementerio, sino tal como él deseaba: en el instituto de investigación que lleva su nombre. Colocado en medio de una sala de mármol que hace las funciones de mausoleo, es la joya de la corona del prestigioso Instituto Robert Koch de la capital alemana, donde muchos objetos recuerdan la existencia de su fundador, nacido el 11 de diciembre de 1843 en la entonces Prusia. Entre ellos destaca su mesa de trabajo, un microscopio y los muchos libros que él marcó con la letra K.