Profesores de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) calificaron de alucinación mediática la propuesta de las secretarías de Salud y de Educación Pública de regular la venta de comida chatarra en las escuelas, pues afirmaron que hay un total desconocimiento sobre la realidad en los centros escolares. El sobrepeso y la obesidad no desaparecerán sólo con prohibir productos de baja calidad nutricional en los planteles, sino que se requiere una visión integral, pero sobre todo garantizar el acceso a alimentos sanos, a bajo costo y de forma regular.

Luego de presentar –el miércoles anterior– los lineamientos que regulan el expendio de comida en las tiendas y cooperativas escolares, en los que se prohíbe la comercialización de refrescos, jugos, bebidas azucaradas y alimentos con alto contenido de grasa y sal, especialistas en educación y nutrición aseguraron que el programa del gobierno federal no va a servir de nada si no no se plantea como una medida integral que involucre al personal docente, a la familia, a los vendedores de comida chatarra y a los medios de información.

La medida no está mal, pero no va a servir si no se complementa con otras acciones, como un programa de educación física, pláticas con los padres, regulaciones en los medios de comunicación, con los vendedores que están afuera de las escuelas y con todo el núcleo familiar más cercano, expresó Irma Graciela Castañeda Ramírez, especialista en sicología educativa y profesora de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Manuel Cisneros y José González Figueroa, fundadores de la CNTE y con más de 43 años de servicio docente, destacaron en entrevistas por separado que la epidemia de sobrepeso y obesidad que afecta a alumnos y maestros no sólo es un problema de la escuela, sino de la sociedad, del mismo sistema económico que favorece largas jornadas de trabajo para padres de familia y profesores que obliga a abandonar hábitos sanos, pero también se olvida el grave deterioro de las condiciones de vida de las familias.

En la mayoría de las escuelas del país, subrayaron, los alumnos “no desayunan antes de llegar a la escuela. Es una falacia afirmar que en sus casas tienen acceso a una comida sana y equilibrada. Muchos menores van y vienen solos, se comen lo que pueden y donde pueden, y a veces es la escuela el único lugar donde tienen un alimento caliente.

“Enfrentamos –indicaron– una iniciativa perversa, pues en los lineamientos propuestos por el gobierno federal no se toca para nada la búsqueda de respuestas integrales. No se intenta rescatar el programa de desayunos escolares, crear comedores en los planteles para ofrecer alimentos sanos a los alumnos, mucho menos acabar con uno de los negocios más lucrativos, como son las tiendas y cooperativas escolares, que favorecen los intereses de unos cuantos y ofrecen ganancias multimillonarias a las grandes trasnacionales refresqueras y de alimentos.”