Se suman a 10 que no pudieron ingresar
Jueves 17 de junio de 2010, p. 8
Johannesburgo, 16 de junio. El gobierno de Sudáfrica decidió deportar a 19 barrasbravas argentinos que fueron filmados protagonizando hechos de violencia durante el partido entre Argentina y Nigeria el sábado pasado, y se sumaron a los 10 que habían sido expulsados del país justo antes del inicio del Mundial.
Los hinchas violentos fueron detenidos durante un operativo en Pretoria, en el que colaboraron la policía local, la de migraciones y representantes de la policía federal argentina. Fueron identificados como quienes participaron en desmanes producidos en el Ellis Park
, señala el comunicado oficial, luego del cateo al hotel donde se hospedaban 165 aficionados y extrajeron al grupo de argentinos.
La portavoz de la policía sudafricana, Sally De Beer, explicó que los hooligans eran vistos como una amenaza potencial
. Trataron de entrar a dos partidos del Mundial sin tener entrada y se mostraron muy agresivos, agregó.
Otros cinco argentinos que estaban bajo vigilancia, decidieron dejar el país de forma voluntaria.
La oficina de migración sudafricana había ya ordenado la no admisión
de otros 13 barrasbravas argentinos a su llegada a Johannesburgo, por lo que fueron enviados de regreso a Buenos Aires sin que pudieran ingresar a Sudáfrica.
Se estima que más de 300 barrasbravas argentinos arribaron a Sudáfrica para alentar a su selección, por lo que la policía local, con la cooperación de agentes argentinos, incrementó las medidas de seguridad.
Entre los diversos grupos de hinchas se encuentra uno supuestamente allegado al mánager de la selección, Carlos Bilardo, y otro más numeroso que pertenece a la ONG Hinchas Unidas Argentinas (HUA), liderada por el dirigente político Marcelo Mallo, cercano al movimiento de Néstor Kirchner, ex presidente y esposo de la actual mandataria Cristina Fernández.
Los barrasbravas pertenecen a diversos clubes de la primera división del futbol argentino y del ascenso. Son grupos que tienen un amplio poder dentro de sus clubes, suelen presionar a dirigentes y jugadores, controlan algunos negocios relacionados con el futbol y son también fuerzas de choque de grupos políticos.