Fue segundo del grupo A y avanzó por tener mejor diferencia de goles que Sudáfrica
Javier Aguirre sorprendió con el ingreso de Blanco desde el inicio e insistió en alinear como titular a Guille Franco
Guardado y Maza Rodríguez tuvieron las mejores opciones de anotar
Miércoles 23 de junio de 2010, p. 2
Rustenburgo, 22 de junio. A la hora de levantar el inventario de la primera fase del Mundial, la selección mexicana apareció entre los clasificados a los octavos de final, pese a su caída de hoy 1-0 ante Uruguay. La manera de obtener el pase apagó un poco el entusiasmo que traían los mexicanos y provocó que se toparan nuevamente con Argentina, algo nada envidiable, principalmente porque la albiceleste trae tantas joyas como para poner un establecimiento.
La anotación de los uruguayos, primeros en el grupo A con siete puntos, llegó con un cabezazo de Luis Suárez al minuto 43. México terminó empatado en cuatro puntos con la anfitriona Sudáfrica, pero se metió en la siguiente ronda gracias a su mejor diferencia de goles.
Se vivieron momentos de drama en el estadio Real Bafokeng, en el campo y en las tribunas, donde unos 36 mil espectadores gozaron o sufrieron con intermitencias. Había unos 15 mil mexicanos y otros tantos sudafricanos, quienes a la distancia y con sus vuvuzelas seguían el destino de su selección, que se medía con Francia en Bloemfontein.
El primer tiempo diluyó la sospecha de pacto tácito en pos de un empate que asegurara a ambos el boleto a octavos. Tanto Javier Aguirre como Óscar Tabárez fueron fieles a sus convicciones y a su promesa de salir a buscar el partido, alineando tres delanteros por lado.
En el caso del Tricolor, con la sorpresa de la presencia del veterano Cuauhtémoc Blanco en lugar del lesionado Carlos Vela desde el inicio, más el aporte de Andrés Guardado, un volante con más llegada y creación que el suspendido Efraín Juárez.
Arrancó mejor Uruguay, que tuvo su gran ocasión a los seis minutos, cuando un pelotazo largo dejó a Suárez cara a cara con Óscar Pérez. El experimentado arquero achicó bien el ángulo y el derechazo del delantero del Ajax se fue a centímetros del poste.
Suárez, Forlán y Cavani suponían un peligro permanente para el fondo mexicano, que al principio estaba tembloroso. Pero poco a poco el Tricolor se fue haciendo dueño del balón con el manejo de Guardado y unas pinceladas de Blanco, quien al minuto 15 habilitó en gran forma a Guillemo Franco, pero éste no supo resolver.
La oportunidad más clara para México en el primer tiempo estuvo en el botín de Guardado, quien de media distancia sacudió el travesaño del arco de Muslera, al 22. Esta acción provocó insultos, golpes a butacas y pedidos de explicaciones divinas. En tanto, las vuvuzelas de los sudafricanos en las gradas atronaron, porque los Bafana Bafana se habían puesto en ventaja.
Y 15 minutos después se repitió el concierto, con el 2-0 del anfitrión, que amenazaba cada vez más la meta francesa.
El intervalo estaba cerca y el empate parecía sellado, pero Uruguay aprovechó una desatención e hizo un gol marca registrada: Cavani dejó atrás a Salcido por la derecha y mandó un centro perfecto para la entrada de Suárez, quien cabeceó ante el estéril lance de Pérez.
El silencio absoluto de los mexicanos apareció con el tanto de Suárez. Sólo un espontáneo
abandonó la tristeza y se lanzó al campo de juego con la intención de arrebatarle el protagonismo a los celestes y dar la nota bizarra del partido.
Con el 1-0 en contra, ahora era México el que estaba en la cuerda floja, ya que apenas dos goles (en uno u otro estadios) lo separaban de volverse a casa en primera ronda.
En el complemento, Aguirre salió a quemar naves con el ingreso de un cuarto delantero, Barrera, en lugar de Guardado. De arranque, Uruguay se paró unos metros más atrás, apostando a la contra. Y casi logra el segundo gol al minuto 55, con un cabezazo de Forlán que no terminó en el fondo de la red porque se interpuso una gran atajada del arquero mexicano.
El técnico del Tri vio que el fondo volvía a hacer agua y metió a un volante de contención, Israel Castro, bajando a Márquez a su puesto natural: la zaga central.
Cuando faltaba media hora para el final, Aguirre se decidió a meter a Javier Chicharito Hernández, figura y autor del primer gol ante Francia, en lugar de Blanco, por entonces desaparecido.
Enseguida hubo un cambio de energía en el equipo: un cabezazo de Francisco Rodríguez en el corazón del área se fue apenas afuera. Barrera creaba problemas por la derecha y pareció por un rato que el empate estaba cerca, pero Uruguay tiene oficio a la hora de defender y supo mantener el cero en la portería. En definitiva, ganó sin despeinarse.
El alivio para México llegó con el descuento de Francia. Ese gol de Florent Malouda hizo que, más allá de algunas brusquedades, el choque en Rustenburgo se extinguiera sin más historia, con Uruguay feliz por una primera ronda casi perfecta, sin gol en contra, y el Tricolor por una clasificación deslucida, pero lograda al fin.