Huntsville, Canadá, 25 de junio. Los presidentes del grupo de las ocho economías más ricas del planeta (G-8) iniciaron este viernes un encuentro para elaborar estrategias que permitan acabar con los déficit sin ahogar la frágil recuperación económica.

En esta reunión de G-8, que será seguida de otra del G-20 en Toronto, que incluye también a los grandes países emergentes, prevalecen divergencias entre estadunidenses y europeos. Los primeros presionan para impulsar el consumo mientras que los segundos emprenden planes de rigor presupuestario.

“Debemos actuar en conjunto porque esta crisis demostró –y continúa demostrándo– que nuestras economías están estrechamente vinculadas”, dijo el presidente de Estados Unidos, Barack Obama.

Por otra parte unos mil manifestantes marcharon en Toronto para reclamar que se incluya el tema de los derechos humanos. Unos 20 mil efectivos han sido desplegados en Toronto para la cumbre del G-20.

Destruir el imperialismo, Abajo el G-20, se leía en las pancartas de grupos de activistas en favor del medioambiente, los derechos de los inmigrantes, los homosexuales y feministas.

Al término de uno de los encuentros a puerta cerrada entre los jefes del G-8 la canciller Angela Merkel dijo que se llegó a una comprensión mutua sobre la economía global.

Crecimiento y austeridad

He dejado claro que necesitamos un crecimiento sustentable y que este crecimiento y unas medidas de austeridad inteligentes no tienen por qué ser contradictorios, declaró Merkel a periodistas y agregó: la discusión no fue una controversia; hubo mucha comprensión mutua.

Estados Unidos expresó preocupación por las iniciativas europeas, lideradas por Alemania, para reducir el gasto público y los déficit de los países. En oposición, Estados Unidos argumenta en favor de medidas tendientes a estimular el crecimiento económico.

El secretario del Tesoro, Timothy Geithner, insistió en el mismo tema este viernes y llamó a Europa a optar por poner en marcha reformas y políticas susceptibles de desembocar en tasas de crecimiento más elevadas en el futuro. El mundo no podrá depender tanto de Estados Unidos como en el pasado, advirtió Geithner, cuando los datos sobre crecimiento de Estados Unidos en el primer trimestre de 2010 fueron revisados a la baja.

Los europeos, contra la espada y la pared, intentaron defenderse asegurando que las políticas de austeridad decididas estos últimos meses en Alemania, Gran Bretaña y Francia no ponían en entredicho la recuperación.