as movilizaciones de los trabajadores amenazados con perder el empleo llenan las calles y plazas de las principales ciudades de Italia. Este viernes el país literalmente se paralizó. Los autobuses y el Metro dejaron de funcionar, los empleados públicos dejaron de trabajar durante 8 horas, mientras que el sector privado paró por cuatro. Las banderas de la Confederación General Italiana de Trabajadores (CGIL), el principal sindicato italiano, ondearon en Roma, Bologna, Milán, Nápoles y Cagliari. El ambiente es de protesta, pero de muy poca esperanza.

A pesar de que decenas de miles de personas inundan las calles, no hay ninguna señal de que el gobierno de Silvio Berlusconi dé marcha atrás al ajuste económico que impone recortes por 24 mil millones de euros y que afectará principalmente al sector público, paralizando salarios y nuevas contrataciones, entre otros ajustes, que afectarán a los sectores más vulnerables de la población, incluyendo a las personas próximas a jubilarse.

Desde que estalló en Grecia la crisis económica, en Italia, España y Portugal se esperaban las nuevas medidas encaminadas a impedir que en el resto de Europa se vivieran situaciones similares. Grecia ya está en Italia, es un comentario constante que lo mismo se refiere al castigo económico que a una posible revuelta social.

Por el momento las que están en las calles son las banderas de la CGIL y no es poco. Da la impresión de que la sociedad italiana no ha resentido el nuevo plan económico del gobierno, o de que las marchas y movilizaciones son expresiones sindicales que no han logarado permear al resto de la sociedad, pese a que están convocando a migrantes, estudiantes y trabajadores precarios.

Entrevistada por La Jornada días antes del paro, Danielle Mencorelli, de la Unión de Sindicatos de Base (USB), señaló que desde los años 90 el empleo público ha sido recortado en Italia, dentro de una estrategia encaminada a la privatización de los servicios del Estado. Se están aprovechando de la crisis para concretar un plan que tiene mas de una década, señaló la sindicalista.

Con copias en papel de monedas de 5 euros, los trabajadores gritaron este viernes a Berlusconi: “¿Berlusca, quieres también éstas?” Mientras otros coreaban: La dignidad no se contrata.

Las vacaciones de verano están en puerta en Italia y en el resto de Europa, donde la vida de muchos se congela. Dicen que en esta temporada nada se mueve en este continente, pero ahora nada es seguro.

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