ucho Schumann y Chopin, un poco de Bernal Jiménez, casi nada de Contreras. Así ha transcurrido el primer semestre del 2010 en cuanto a las efemérides musicales. Y en el ámbito de las chabacanas y oficialistas celebraciones bicentenarias, los concursos y convocatorias al respecto han producido generosas cantidades de música retrógrada, revisionista y pintoresca que hacen pensar que, a estas alturas del siglo XXI, México se resiste todavía a identificarse musicalmente con aires de modernidad y prefiere etiquetarse con la nostalgia populachera.
En este contexto, y en el de programaciones musicales generalmente conservadoras, las semanas recientes han atestiguado un auge, quizá engañoso, de estrenos importantes e interesantes. Y digo engañoso porque tales estrenos no parecen ser, lamentablemente, parte de una tendencia generalizada.
Lo más destacado en este ámbito ha sido sin duda el reciente XXXII Foro Internacional de Música Nueva, llevado a cabo entre el 23 de mayo y el 6 de junio, algunos de cuyos conciertos reseñé en este espacio.
Durante el Foro se realizó el estreno de más de 90 obras, muchas de ellas en estreno absoluto, otras en estreno en México y, de modo importante, la mayoría creadas por compositores mexicanos.
La estadística aquí consignada viene a confirmar que, en efecto, el Foro sigue siendo el espacio más importante en México para el conocimiento y difusión de nuevas partituras.
En contraste, hay numerosos ámbitos de la actividad musical nacional en los que por distintas razones y por las posturas recalcitrantes de diversos personajes con mucho poder de decisión y poca vocación de modernidad, la música nueva (y en este rubro incluyo no sólo las partituras de hoy, sino también a los clásicos del siglo XX) está ausente por completo. Sin embargo, otras instancias han apostado por destacar musicalmente este 2010 evadiendo el sonsonete folcloroide y la repetición ad nauseam de lo mismo, proponiendo en cambio algunos estrenos más que interesantes.
Es el caso, por ejemplo, de la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN), que en el lapso de unas cuantas semanas realizó los estrenos de tres notables obras mexicanas. La primera fue Atanor, de Ana Lara, partitura de poderosas y sugestivas sonoridades cuyo desarrollo está basado en episodios sucesivos de orquestación sobre una sola nota. Debajo de una inmovilidad sólo aparente, hay un sólido trabajo de exploración tímbrica que da lugar a una visión sonora particularmente expresiva.
Días después, la OSN estrenó el Concierto para dos arpas de Armando Luna, con Mercedes Gómez y Janet Paulus como solistas. Música compleja, poderosa, energética, con una componente rítmica abigarrada, este concierto alude con inteligencia y conocimiento de causa a formas y géneros de diversa índole y cronología, y contiene dos espléndidas cadenzas para los instrumentos solistas. Más tarde, la Sinfónica Nacional ofreció las primeras audiciones de Esa voz, máquina concertante para fagot y orquesta de Jorge Torres Sáenz, con Wendy Holdaway como solista.
En la designación de la pieza y en su contenido musical, el compositor propone y desarrolla inteligentemente una visión personal del añejo concepto de la obra para solista y orquesta, urdiendo entre el fagot y el conjunto sinfónico un entramado sólido y complejo, aprovechando a la vez numerosos recursos de color instrumental, tanto para el solista como para la orquesta. El hecho de que los conciertos en los que se estrenaron estas obras hayan tenido una asistencia de público más que decorosa pudiera significar que, en contra de todo pronóstico, aún hay cierta esperanza para nuestra música nueva.
Por lo pronto, y para seguir con el tema, hay noticia de que en el segundo semestre de 2010 la OSN realizará otros estrenos, de Mario Lavista, Federico Ibarra y Eugenio Toussaint.
Y la Orquesta Filarmónica de la UNAM, por su parte, dará a conocer partituras nuevas de Ibarra, Torres Sáenz, Gabriela Ortiz y Leonardo Coral. Cabría preguntarse retóricamente si alrededor del patriotero septiembre que nos espera, la nueva música mexicana tendrá presencia importante también en otros ámbitos y otros espacios. Ojalá así sea.