Opinión
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Monsiváis por venir
S

í, tiene razón Javier Aranda Luna, Carlos Monsiváis ya es sus lectores (La Jornada, 23/6). Frente al cúmulo de libros publicados, artículos en revistas y periódicos (muchos de ellos disponibles en la red cibernética), la tarea es titánica.

Los lectores de Monsiváis, además de tener ante sí una obra muy prolífica, se enfrentan a un abanico de temas que necesariamente los disgregan por los gustos y preferencias de los múltiples asuntos a los que se refirió en su escritura quien dijo le hubiera gustado vivir en Manhattan esquina con Portales (entrevista de José Luis Perdomo Orellana, La Jornada, 23/4/1988). Porque hay quienes siguieron con gran interés sus trabajos sobre tolerancia y derechos de las minorías; pero no prestaron atención a tópicos muy importantes para Carlos, como la poesía y el cine.

Monsiváis regresaba una y otra vez a la cuestión de los derechos de las minorías religiosas (sobre todo las protestantes), de su arrinconamiento y ataques en su contra. Pero, como ya lo hemos señalado en otras ocasiones, pocos de sus lectores registraron la recurrencia de esa temática en la producción monsivaisiana. Pero no nada más los lectores marginaron el tópico, también lo han hecho los especialistas en su obra, a tal grado que en los múltiples recuentos bibliográficos del autor prácticamente ha estado ausente el libro de Monsiváis publicado en 2002 por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH): Protestantismo, diversidad y tolerancia.

A mí me tocó reunir varios de los textos de Carlos Monsiváis para ese libro, y hacer el prólogo. Por la premura en que la obra debió ser compilada quedaron fuera varios escritos anteriores al año en que la CNDH publicó el volumen. Pero esa carencia será corregida en la segunda edición (a publicar por una editorial distinta a la anterior), que Carlos Monsivaís autorizó con generosidad. Por ejemplo, el que considero es el primer artículo monsivaisiano sobre la estigmatización y discriminación de los mexicanos protestantes/evangélicos, va a ser incluido en la nueva versión del libro. Se trata del texto Las demás iglesias: los mexicanos de tercera clase (Cuadernos de Nexos, octubre de 1989).

En aquel artículo Carlos tocó el tema del concepto peyorativo que, desde distintas ópticas (ya fuese el clericalismo católico y/o la izquierda miope), se ha endilgado a las iglesias que no son católicas: “En el fondo, a veces disfrazada, la vieja tesis: son ilegítimas las creencias no mayoritarias. Antropólogos, sociólogos y curas insisten con frecuencia, sin mayores explicaciones (tal vez por suponer que el asunto es tan obvio que no lo amerita), en el ‘delito’ o la ‘traición’ que cometen los indígenas que, por cualquier razón, desisten del catolicismo. ‘Dividen a las comunidades’, se dice, pero no se extrae la consecuencia lógica del cargo: para que las comunidades no se dividan, que se prohíba por ley la renuncia a la fe católica (a los ateos se les suplica que finjan). Este retorno a la intolerancia (este olvido de la libertad de cultos) se acompaña de los registros ominosos del término secta que evoca de inmediato clandestinidad, conjura, sitios macabros, sesiones nocturnas a la lívida luz de la luna, miradas cómplices de los enanos que se reconocen a simple vista”.

Incorporamos un ensayo de 2002, que Monsiváis encabezó de la siguiente forma: ¿A poco no le da gusto estar excluido? (las marginalidades por decreto), donde afirma: Como a los miembros de las otras minorías, los protestantes o evangélicos también son excluidos múltiples. En este caso, de la identidad nacional, del respeto y la comprensión de los vecinos, de la solidaridad. No se reconoce su integración al país en lo cultural, lo político y lo social, y lo mismo a fines del siglo XIX que a fines del siglo XX la intolerancia ejercida en su contra no desata mayores protestas.

La nueva edición de Protestantismo, diversidad y tolerancia incluye un amplio escrito de Monsivaís que originalmente presentó en el segundo Simposio Internacional el Protestantismo Evangélico en América Latina y el Caribe, que tuvo lugar en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, en octubre de 2004. Entonces compartió con los asistentes sus reflexiones –que no trascendieron más allá porque el libro que recogería los trabajos presentados no pudo ver la luz por razones financieras– y dentro de poco serán conocidas por un público más amplio. Carlos eligió titular su texto de una manera muy peculiar: “Aunque me llamen un aleluya… Las ventajas y las desventajas de las minorías religiosas”.

Con seguridad hay mucho de Carlos Monsiváis por venir, gracias a que dejó escritos por aquí y por allá que serán compilados para publicarlos como libros. Respecto a la temática desarrollada en el presente artículo, nos encontrábamos ultimando los detalles de la edición del volumen. Conversamos con Carlos sobre los nuevos contenidos, revisamos algunos de los textos a ser agregados. La idea era concluir el libro con una entrevista en la que él diera su opinión acerca del estado y repercusiones de la diversificación religiosa en México.