La miserable tarea de informar sobre escenas de guerra y muerte fue convertida en práctica profesional permanente por el inglés William Howard Russell, asignado por el diario londinense The Times a la cobertura del enfrentamiento ruso-británico en Crimea (1854-1857). Una década antes, el neoyorquino The Tribune envió a un reportero a cubrir la invasión estadunidense a México en 1847. Y medio siglo después, la batalla de Ciudad Juárez entre maderistas y porfiristas, en 1911, pasó a la historia mundial de la comunicación como uno de los primeros conflictos fotorreporteados (Miguel Ángel Berumen, 1911: la batalla de Ciudad Juárez en imágenes, Océano, 2009).

Pocos periodistas han tenido la oportunidad de estar en tantos sitios conflictivos como Betrand Rosenthal, de la Agence France Presse, la más antigua proveedora de despachos noticiosos, fundada por Charles Havas, quien junto al inglés Julius Reuters y al alemán Bernhard Wolf puso las bases del periodismo internacional en 1832.

Rosenthal, ex corresponsal en México, escribió testimonios de primera mano en Chad, Sudán, Somalia, Etiopía, Afganistán e Irak, algo comparable con lo hecho por otros autores del género, como el polaco Ryszard Kapuscinski y el estadunidense John Anderson.

Anónimo, como todo reportero de agencia, Rosenthal expone ahora su nombre sin creer en nada ni en nadie. Egocéntrico, como todo relator de experiencias individuales, el periodista narra anécdotas de la era soviética en Rumania y Hungría, que traen a la memoria algunos estereotipos y lugares comunes de la dura vida detrás de la cortina de hierro, descritos antes por el ex corresponsal de The New York Times, Hedrick Smith, en The Russians (Ballantine, 1976).

Aficionado al ping pong y al golf, Rosenthal celebra al fin y al cabo el deseo de vivir de la gente. Eso es lo que quiero recordar de esos (30) años de observar en ocasiones lo peor de lo que es capaz el hombre.

Título: Siempre gana la vida

Autor: Bertrand Rosenthal

Editorial: Debate

Número de páginas: 206

Precio de lista: 229 pesos