Domingo 11 de julio de 2010, p. a20
Desentrañar las ideas y el comportamiento de Adolf Hitler a través de mil 600 libros que formaron parte de su biblioteca personal, fue la misión planteada por el historiador estadunidense Timothy W. Rayback al hurgar en las bibliotecas del Congreso de Estados Unidos y de la Universidad de Brown, en el estado de Rhode Island.
Este meticuloso trabajo puso a Rayback, de paso, frente a un hecho revelador: la ideología de la raza pura y superior que guió al führer se sustentó en los argumentos de un sujeto que a principios del siglo XX fue responsable del Departamento de Inmigración de su país, Madison Grant, quien alegó que la llegada masiva de mediterráneos a Estados Unidos estropearía su esencia anglosajona.
Rayback relata que Hitler, con pobre educación formal, tuvo la suerte de hallar un mentor que le abrió el camino de la lectura y la escritura. Así, el militar se transformó en político, pero también en el poseedor de dos bibliotecas repartidas en su oficina del Reich y su cabaña alpina, en las que construyó de su puño y letra el argumento para justificar el imperio.
El acervo llegó a tener 7 mil piezas –la mayoría perdidas al calor de la derrota en 1945–, entre las cuales no tuvieron relevancia, como dicta la creencia popular, las obras del filósofo Friedrich Hegel ni del teórico de la guerra Karl von Clausewitz.
Curioso resulta, además, que la obra de un sueco admirador de la América anglosajona, Sven Hedin, haya servido a Hitler para fundamentar y propagar la idea de que la Segunda Guerra Mundial fue a causa de los humillantes castigos impuestos a Alemania por Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia en el Tratado de Versalles de 1918, no por la ocupación de Austria, Checoslovaquia y Polonia, dos décadas después.
Título: Los libros del gran dictador
Autor: Timothy W. Ryback
Editorial: Destino
Número de páginas: 380
Precio de lista: 328 pesos