Es cuando de pronto los jóvenes se marean, palidecen, vomitan y hasta se desmayan
Hasta hace una década se pensaba que sólo era una baja en la presión arterial, afirma directivo del Instituto Nacional de Cardiología
Es un mal que desaparece normalmente en la edad adulta
Viernes 16 de julio de 2010, p. 41
Estar de pie, en una posición poco cómoda y en una temperatura ambiental alta puede desencadenar un episodio de disautonomía. Generalmente les ocurre a los adolescentes que de repente, se sienten mareados, palidecen, vomitan y, en los casos más graves, se desmayan.
Es una situación momentánea y la recuperación es rápida, aunque dependiendo de la circunstancia en que la persona se encuentre, las consecuencias son potencialmente severas por el traumatismo de la caída, por ejemplo.
La disautonomía, anteriormente conocida como reflejo vagal, es un trastorno funcional del sistema nervioso central, el cual se caracteriza por un desbalance
entre sus dos componentes: el sistema nervioso simpático y el parasimpático, que actúan de acuerdo a lo que el organismo requiera, explicó Juan Verdejo Paris, director médico del Instituto Nacional de Cardiología Ignacio Chávez.
En los momentos de excitación o tensión predomina el simpático, el cual prepara a la persona para enfrentar situaciones difíciles y provoca la aceleración del corazón, el aumento de la presión arterial, el dilatamiento de pupilas y bronquios.
El parasimpático se activa, entre otros momentos, después de comer para que se muevan los intestinos, a la vez que baja la presión arterial y el individuo siente deseos de dormir. Este es el origen de la siesta, explicó el especialista.
Así, el sistema nervioso funciona de acuerdo con el entorno, pero en algunas personas este equilibrio es irregular. Se ve con frecuencia entre las quinceañeras que se desmayan a la mitad de la ceremonia religiosa, resultado de que están nerviosas, incómodas y con mucho calor.
Hasta hace 10 años se pensaba que sólo se trataba de una baja en la presión arterial. Ahora se sabe que también desciende el ritmo cardiaco y los niveles de azúcar en la sangre. Existe la certeza de que no se debe a una falla orgánica ni la provoca una bacteria o algún virus. Es un trastorno del sistema nervioso central.
En entrevista, Verdejo comentó que no existen en el país registros estadísticos sobre la frecuencia de la disautonomía, pero calculó que afecta a más de 10 por ciento de los adolescentes, principalmente a causa de los cambios hormonales que tienen lugar en esta etapa de la vida. Dijo que entre los individuos mayores de 20 años, la prevalencia es de alrededor de 1 por ciento.
Puede ser tan leve como que el individuo presente un episodio cada mes o tan severa que las crisis ocurran varias veces a la semana, señaló el experto.
Durante muchos años estos pacientes eran enviados con el siquiatra, pues se pensaba en un problema de origen nervioso o emocional, o se atribuía a males gastrointestinales, sobre todo si el episodio de disautonomía ocurría al poco rato de haber comido algo irritante. Se creía que el alimento le había caído mal a la persona.
Hoy día es posible obtener diagnósticos exactos de la enfermedad también conocida como distonía neurovegetativa. Con la ayuda de un ultratonógrafo es posible medir latido a latido
la rapidez con la que desciende este signo vital. Este es un componente de la prueba de inclinación que se realiza para el diagnóstico de la enfermedad. Hasta hace 10 años se tomaba la presión arterial de los afectados, se observaba que la tenían baja, y ya
La prueba de inclinación consiste en colocar a los pacientes en una posición de 80 grados, la cual es forzada e incómoda, con la que se provoca el episodio de disautonomía. Al mismo tiempo se realiza una medición continua de la presión arterial, el ritmo cardiaco, la circulación en el cerebro y el nivel de glucosa.
La respuesta del organismo determina el diagnóstico y el tratamiento a seguir, indicó. En la mayoría de los casos, el problema se resuelve sólo con enseñar a los pacientes a reconocer los síntomas y las situaciones que los provocan; así como las acciones que deben realizar para controlar las crisis. Entre otras, los cardiólogos recomiendan recostarse un rato con las piernas levantadas y en los siguientes cinco a 10 minutos se recuperan.
Cuando esto no es posible, es útil sentarse en cuclillas para ayudar al sistema nervioso a recuperar su equilibrio.
De acuerdo con el diagnóstico obtenido, se recomienda a los pacientes consumir bebidas rehidratantes, abundantes en sales, que consumen los deportistas.
En otros casos, es útil tomar un refresco, cuyo contenido de azúcar ayuda a incrementar los niveles de glucosa. Verdejo explicó que la bebida debe estar fría para romper el reflejo del sistema nervioso y que suba la presión arterial
.
Algunos pacientes, muy pocos, requieren de tratamiento farmacológico, dependiendo de en cuál de los componentes del sistema nervioso se pierde el equilibrio. Pueden ser terapias de seis a 18 meses, al término de las cuales lo más probable es que la disautonomía haya desaparecido.
Para el resto de los afectados, el padecimiento desaparece de manera natural en la edad adulta. Durante la infancia ocurre de manera excepcional, indicó el especialista.
Con 40 años de trabajo en el Instituto Nacional de Cardiología, Verdejo llamó la atención sobre el aumento en el conocimiento y diagnóstico de esta enfermedad, pero descartó que se trate de un aumento en el número de casos. Es sólo que hoy se diagnostica mejor y cada vez más profesionales de la salud se interesan en ella, apuntó.