Pobreza y persistencia del campesinado / V
Obstáculos a la agricultura capitalista: la tesis Mann-Dickinson (2ª parte)1
ann y Dickinson (MyD), en su artículo de 1978 y Mann en su libro de 1990, al igual que Ariel José Contreras2, centran su identificación de obstáculos al desarrollo del capitalismo en la agricultura (lo que para ellos explicaría la persistencia de las formas de producción agrícola no capitalistas) en: la diferencia entre tiempo de trabajo y tiempo de producción (distinción conceptual realizada por Marx en el Volumen II de El Capital); y otras características naturales como el carácter perecedero de los productos que afectan la comercialización, así como los riesgos naturales que suelen afectar los resultados productivos.
MyD citan un párrafo clave del volumen II de El Capital en el cual Marx dice que el tiempo de trabajo es siempre tiempo de producción (definido este último como el tiempo en el cual el capital queda atrapado en el proceso de producción), pero al revés, no todo el tiempo de producción es necesariamente tiempo de trabajo. Marx explica esta diferencia señalando que el tiempo de producción consiste de dos partes: un periodo en el cual el trabajo se aplica a la producción y un segundo periodo en el cual la mercancía inacabada se abandona al influjo de los procesos naturales. Aunque Marx provee varios ejemplos no agrícolas de esta segunda etapa (el secado de la cerámica, el blanqueo de telas, la fermentación) destaca que esta fase es particularmente importante en la agricultura y da el ejemplo de los cereales en los cuales hay un largo periodo en el cual el tiempo de trabajo queda suspendido mientras la semilla madura en la tierra. Sostienen MyD que la no identidad de los tiempos de producción y de trabajo establece una serie de obstáculos a la penetración capitalista en ciertas esferas de la agricultura
(p.473). Añaden que esto se hace aparente al mirar sus efectos en la tasa de ganancia
y en los problemas de circulación. Analizan estos dos temas en las dos siguientes secciones. En ellas, sin embargo, predomina un análisis parcial y estático. Por ejemplo, afirman que mientras más rotaciones efectúa el capital en un año, más alta será, siendo todas las demás cosas iguales, la tasa de ganancia, lo cual es obvio e indudable, pero de ahí no se sigue la conclusión de que por tanto, el capital se abstendrá de intervenir en tales áreas de la producción
(p.474). Esta conclusión es similar a la de Contreras: “Además de la mayor duración del tiempo de rotación del capital agrícola en relación con el tiempo de rotación del capital industrial, otros factores más contribuyen a contener el desarrollo de la producción capitalista” (p.890).
En mi opinión, estas conclusiones se basan en un análisis parcial que no considera que la tasa de ganancia efectivamente obtenida por un capital en cualquier sector depende del precio de producción y no del valor, tal como lo muestra Marx en el Volumen III de El Capital al analizar la tendencia a la igualación de las tasas de ganancia entre diferentes ramas de la producción. Así como los precios de producción se alejan de los valores para compensar las diferencias en la composición orgánica del capital, y poder igualar la tasa de ganancia, también lo harán para compensar la larga duración del tiempo de producción y, por tanto, la lenta rotación del capital. Si no fuera así, la industria de la construcción, por ejemplo, que tiene con frecuencia periodos de producción más largos que la agricultura de ciclo anual, no podría ser capitalista. La parte más interesante del artículo de MyD es la última sección. Ahí señalan que:
“la contratación estacional de la fuerza de trabajo, que es un reflejo de la no identidad del tiempo de producción y de trabajo, le genera a cualquier capitalista problemas de reclutamiento y administración. Como comprador de fuerza de trabajo, el capitalista tiene que, o bien atraer y mantener la fuerza de trabajo ofreciendo altos salarios o bien depender de los elementos más desesperados y marginales en la sociedad como la fuerza de trabajo rural migratoria (p. 477).”
En la primera frase MyD establecen la liga entre estacionalidad del trabajo y diferencias entre tiempo de trabajo y tiempo de producción (Véase, en la gráfica, la evolución de la estacionalidad de los requerimientos de mano de obra no calificada en el algodón con los cambios tecnológicos). Es evidente que son las dos caras de la misma moneda, dos maneras de ver el mismo fenómeno y que, por tanto, el punto de partida de su explicación de la persistencia de formas no capitalistas de producción (granjas familiares en su caso) es el mismo de mi explicación de la persistencia del campesinado. Sin embargo, yo lo presento (véase entrega del 21/5/10) de la siguiente manera:
“el capitalismo no puede existir en forma pura en la agricultura: sin la oferta campesina de mano de obra estacional barata, la agricultura capitalista sería imposible. No habría (casi) nadie dispuesto a trabajar sólo durante las cosechas. Por tanto, la permanencia de la agricultura campesina hace posible el agrocapitalismo”. Es decir, la agricultura campesina no sólo es funcional, sino indispensable para la existencia de empresas agrícolas capitalistas. Pero el campesino sólo se verá obligado a vender estacionalmente su fuerza de trabajo (y estará dispuesto a venderla barata) si es pobre: los granjeros familiares ricos en EU se pueden pasar (y se pasan) los periodos en los que no hay trabajo en la agricultura, bebiendo cerveza. Es decir, el capitalismo agrícola sólo puede existir en simbiosis con campesinos pobres, dispuestos a (y urgidos de) vender su fuerza de trabajo algunos días al año. Una teoría que explique la sobrevivencia campesina debe explicar también su pobreza”.
Mi punto de partida es la estacionalidad, mi respuesta a la persistencia del campesinado es su simbiosis con el capitalismo agrícola. Me parece que la diferencia fundamental es que MyD están tratando de analizar por qué sobreviven los granjeros familiares (que como digo no son pobres y se pasan los periodos sin trabajo bebiendo cerveza) mientras mi pregunta es sobre la persistencia de los campesinos. El punto de partida de MyD es el exceso de tiempo de producción sobre el tiempo de trabajo en algunas esferas de la agricultura (la otra cara de la moneda de la estacionalidad) y su respuesta es que ello representa para el capitalismo un uso ineficiente del capital, más bajas tasas de ganancia y problemas en la circulación, lo que hace que estas esferas agrícolas no le sean atractivas. Es decir, las granjas familiares sobreviven porque no le interesa al capital arrebatarles el campo de negocios, contra lo cual argumenta con fuerza John Brewster, cuyas ideas comentaré en futuras entregas. El mérito de MyD (compartido con Contreras) consiste en haber destacado la percepción de Marx sobre los rasgos específicos de la agricultura y su significado para el capitalismo.
Nota: Etapa 1: tecnología intensiva en mano de obra y tracción de mulas; etapa 2: introducción de tractores; etapa 3: se introducen cultivadoras multi-surcos; etapa 4: introducción de cosechadoras mecánicas.
1 En la gráfica de la entrega anterior, se modificó el término locomóvil por el de automóvil, quizás pensando que era una errata mía o de Kautsky. Los locomóviles eran vehículos impulsados por máquinas de vapor y dotados con ruedas tipo tractor.
2 El artículo de Susan A. Mann y James M. Dickinson, es Obstacles to the Development of a Capitalist Agriculture
, Journal of Peasant Studies, vol. 5, N°4, pp.466-481, 1978; El libro de Mann es: Agrarian Capitalism in Theory and Practice (The University of North Carolina Press, 1990). El artículo de Contreras es: Límites de la producción capitalista en la agricultura
, Revista Mexicana de Sociología, vol. 39, Nº 3, pp. 885-889.