El grupo parlamentario del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en la Comisión Permanente del Congreso de la Unión demandó al pleno hacer un severo extrañamiento al presidente de la mesa directiva, el perredista Carlos Navarrete Ruiz, por su fiebre declaratoria y el protagonismo que ejerce al opinar sobre diversos temas, opinión que en nada tiene que ver con la necesidad de los acuerdos, el diálogo y el respeto que debe dársele a una encomienda tan delicada como es dirigir la mesa directiva de un órgano representativo.

En el texto, se exige al perredista que cumpla cabalmente sus funciones, respetando el interés de todos los integrantes de este órgano colegiado, ya que, explica, el día 27 del presente, en una conferencia de prensa, sin mediar un punto de acuerdo o un dictamen, juzgó, recriminó y condenó al gobernador de Durango por los recientes hechos en el centro de rehabilitación social estatal, que ya han sido atendidos por el Ejecutivo del estado.

Otro caso lo constituye el anunciar, sin acuerdo ni consulta con los grupos parlamentarios, que la reforma política está asegurada para el próximo periodo de sesiones, lo que parece claramente destinado a agradar al Ejecutivo federal y al nuevo titular de Gobernación, extralimitándose a todas luces en sus declaraciones.

Un tercer caso, muy frecuente, es su desempeño al dar seguimiento a las comparecencias, ya que, a pesar de los dictámenes que votamos, acuerda que los funcionarios determinen los plazos, como ocurre con el caso del secretario de Comunicaciones y Transportes, que se ha anunciado que concurrirá hasta el próximo mes.

Nadie duda, sentencia el punto de acuerdo, que existan cambios relevantes en el país, que permiten una mejor convivencia política, en un marco de tolerancia, respeto y fortalecimiento de la ley. En especial, independientemente de que aún no se alcanzan reformas de fondo a la Ley Orgánica y al Reglamento Interior del Congreso, las diversas fuerzas políticas han aprendido a superar diferencias ideológicas y a actuar con respeto al contrario, así como con ánimo democrático e incluyente en el Poder Legislativo.

Destaca que en el ánimo de inclusión, se encuentra la rotación de los cargos en las mesas directivas, cuya presidencia, literalmente, correspondería, como reza el artículo 17 de la Ley Orgánica, a los dos grupos parlamentarios mayoritarios, PRI y el Partido Acción Nacional (PAN). No obstante, con el mejor ánimo incluyente se ha cedido a la tercera fuerza, el PRD.

Recuerda que, atendiendo dicha pluralidad, la presidencia de la cámara no se puede ejercer en representación de una de las partes, sino en nombre de la totalidad de una institución republicana, como es cada cámara o, en este caso, la Comisión Permanente.

Por ello, es de extrañar la conducción del presidente de la actual mesa directiva de la Comisión Permanente, (Carlos Navarrete) que claramente violenta las disposiciones legales señaladas. Su desempeño, frecuentemente incurre en la unilateralidad, muchas veces con tintes partidistas y otras, contraria al sentir de todos los senadores y diputados que la integramos. Ello se ha presentado como una constante en semanas recientes.

Advierte el documento que esta fiebre declaratoria y el protagonismo que ejerce, parece estimulada con el activismo que el país vive desde el pasado domingo, pero nada tiene que ver con la necesidad de los acuerdos, el diálogo y el respeto que debe dársele a una encomienda tan delicada como es dirigir la mesa directiva de un órgano representativo, por lo que la bancada tricolor considera que debe hacerse un extrañamiento a esta conducta y un exhorto a recobrar la imparcialidad y la objetividad que exige este elevado cargo para el que fue electo no por una, sino por todas las fuerzas políticas aquí representadas.